La  Fundación Literaria Aníbal  Montaño, de San Cristóbal, se acaba de anotar un nuevo éxito con el otorgamiento del Premio Nacional de la Juventud a Ramón Mesa, en el reglón  Desarrollo Cultural.

Se trata, sin lugar a dudas, de un reconocimiento muy merecido, dado que Mesa, quien es vicepresidente de la entidad,  tiene una amplia trayectoria en el quehacer literario, pero su trabajo lo ha proyectado hacia la comunidad,  ya fuera del ámbito local,   a través de los talleres, cursos, y una constante labor de formación para impulsar el desarrollo de las letras y las artes.

Desde que se fundó en el 2004, Mesa, junto a su esposa Isabel  Florentino, se ha dedicado en cuerpo y alma a este trabajo,  y prácticamente sacando de donde no hay -pues sabemos las limitaciones económicas que se dan en ese tipo de proyectos- está dando al país una nueva generación de escritores.

Pero ya desde mucho antes, este joven había venido trabajando y participando  tanto en la literatura como en la pintura, porque también es pintor y  fundador de otros grupos literarios.

Particularmente he tenido la oportunidad de compartir con Ramón e Isabel, primero en el Festival de Poesía de la Montaña, que se lleva a cabo en Jarabacoa, y luego cuando fui invitada por ellos para la Bienal Nacional del Cuento que se llevó a cabo el año pasado en homenaje a Juan Bosch.

Hace poco  estuvimos como  jurados del concurso de cuentos “Sembrando esperanza” organizado por el periódico “El Folio del Sur” de esa ciudad.

En los últimos días ha estado inmerso en los talleres “Mi barrio en letras”, un ambicioso proyecto de animación  a la lectura muy exitoso en el que han tenido una excelente participación los niños de allí. Mis congratulaciones y ojalá este galardón no sea sólo un estímulo personal sino que sirva para mover la solidaridad y el apoyo hacia el trabajo que viene realizando Mesa.