Brisas
Un comprometido cristiano que partió

<STRONG>Brisas<BR></STRONG>Un comprometido cristiano que partió

Cuando Jesús dijo que por sus frutos los conoceréis, simplemente estaba dando la pista para evaluar los verdaderos cristianos por sus obras.

Conocí a Agapito Burgos hace ya unos 16 años, cuando, en el 1992, hice el cursillo de cristiandad y me tocó integrarme al  grupo de Flora, su esposa.  En esa familia todos pertenecen a dicho movimiento apostólico.

En muchas ocasiones me resistía a admitir que una familia  pudiera multiplicar su tiempo para dedicarse a tantas actividades dentro de una comunidad parroquial. Agapito y Flora estaban en la Pastoral Penitenciaria y semanalmente iban a las cárceles a visitar a los internos; les llevaban el mensaje evangélico acompañado de cosas materiales que les hacían falta.

Visitaban a los enfermos de la comunidad de Villa Faro, a quienes también llevaban la comunión, pues ambos eran  ministros de la Eucaristía. Pero también esta familia hacía  causa común con cualquier persona que tuviera alguna necesidad y si no la podían resolver ellos, recurrían a los otros hermanos para que los apoyaran.

Fue la familia Burgos la que trabajó con más ahínco para que se formara una junta de vecinos, de  cuya primera directiva  formaba parte; todavía su hogar sigue siendo el punto para las reuniones  y además allí se imparte semanalmente catequesis a un grupo de niños de la zona.

Aún aquejado por graves dolencias renales, Agapito siempre continuó sirviendo a la comunidad. 

El lunes 18 del presente mes el Señor reclamó a Agapito y él partió. La multitud de gente que ha acompañado a la familia es una muestra fehaciente del cariño que supo concitar este cristiano y ser humano excepcional.  No me cabe la menor duda que desde la eternidad estará apoyando todas esas obras que él impulsó. Mis condolencias a Flora; a sus hijas Isabel y Carmen, y a Tito.

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