El intenso patrullaje motorizado desarrollado por la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), en la ciudad capital, está induciendo, por reflejo condicionado, a los conductores y motoristas, a respetar las normas de tránsito ante la posibilidad de que en cualquier esquina aparezca uno o más agentes en disposición de multarlos o retenerles sus vehículos, dependiendo de la transgresión cometida a la Ley 114-99.
Desde muy temprano en la mañana, los agentes de la institución recorren vigilantes las principales avenidas y calles de la ciudad, detectando y persiguiendo a los infractores de la ley para proceder a detenerlos y aplicarles las medidas que correspondan. Ante esta presencia, ya se nota un mayor respeto a la luz roja de los semáforos, a las calles de una vía, y a los motoristas usando sus cacos protectores.
El general Juan Gerónimo Brown Pérez, jefe de la AMET y su equipo, realizan un eficiente trabajo, pese a los inconvenientes propios de una sociedad donde cualquier ciudadano, los militares y policías, choferes públicos y funcionarios, sin importar su jerarquía, se consideran por encima de la ley, dando un mal ejemplo a los demás miembros de la población.
Sabemos que la tarea es difícil, pero por algún lado había que empezar a organizar una situación de caos que nos coloca en el, nada envidiable, primer lugar a nivel mundial, según la OMS, en muertes por accidentes de tránsito
Siga adelante, general Brown, aplicando la ley con respeto, pero sin excepciones, y aunque su trabajo resulte antipático, gozará del aprecio de los ciudadanos que aspiramos a vivir en un mejor país, donde la justicia sea igual para todos.