Buena decisión

<p>Buena decisión</p>

Al prohibir, o reafirmar y robustecer una disposición consignada en la Ley 241 que sanciona la conducción de vehículos bajo efectos de bebidas alcohólicas, la Secretaría de Estado de Interior y Policía ha adoptado una de sus decisiones más importantes en materia de prevención de tragedias. Aunque no es suficiente para los fines enunciados, por razones que anotaremos más adelante, es una atinada decisión que todo ciudadano sensato debe apoyar.

Está sobradamente demostrado que en la mayor parte de los accidentes de tránsito con balance luctuoso ha mediado la temeridad y torpeza de reflejos inducida por los efectos del alcohol.

En estos días de Navidad, cuando ha sido levantada la restricción de las horas de venta de bebidas, han aumentado considerablemente el número de accidentes de tránsito. No es casual ese aumento si se toma en cuenta que ha habido un desbordamiento en el consumo de bebidas que hay que asimilar como conducta propia de la época.

La resolución es oportuna y debe ser aplicada con absoluto rigor en estos días de final de año y principio del 2007, cuando a mucha gente le da por hacer una peligrosa mezcla  de alcohol, velocidad y temeridad.

Las restricciones en las horas de venta de bebidas alcohólicas no sólo ha dado muy buenos resultados, sino que, además, han sido bien acogidas por la mayoría de los ciudadanos porque ha devuelto la tranquilidad a muchos hogares.

-II-

Sin embargo, mucha gente deseosa de continuar la juerga, antes de las horas de cierre de las ventas, se abastece de bebidas que acarrea y consume en vehículos de todo tipo, convirtiendo las vías públicas en un verdadero peligro.

También es oportuno que los miembros de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), que tiene a su cargo hacer cumplir la resolución, estén equipadas con alcoholímetros y todo lo necesario para hacer pruebas de ingesta a los conductores cuyo manejo despierte sospecha de que estarían bajo los efectos del alcohol. Pero el alcohol no es la única sustancia que distorsiona el tino de los conductores y, por consecuencia, la prohibición de la ingesta de alcohol en vehículos, aunque muy atinada, es insuficiente para prevenir otras causas de manejo temerario.

El consumo de marihuana, cocaína, crack, éxtasis y otras sustancias que distorsionan la conducta y los reflejos ha aumentado de manera alarmante en nuestro país y debería contemplarse la posibilidad de exigir pruebas antidoping para quienes soliciten licencia para conducir vehículos de motor.

Así como esta prueba es requisito para obtención de permiso para porte y tenencia de armas de fuego, se debe considerar que bajo determinadas circunstancias y estados síquicos, un vehículo tiene tanta o más capacidad de producir daño que cualquier arma de fuego.

La disposición de Interior y Policía es un buen paso en la ruta de preservar vidas y propiedades, mejorar la seguridad en calles y carreteras y para poner orden y disciplina en el tránsito.

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