La pertinencia de mi parecer sobre la demolición y reconstrucción del hospital Luis E. Aybar (Morgan) aparecido en el HOY del 31 de diciembre pasado, se ratificó con el bochornoso incidente de los expedientes médicos convertidos en basura junto a los escombros hospitalarios, provocando importantes reacciones, incluyendo el intento de autoridades por justificar el desastre.

Lo más relevante han sido las propuestas para que los expedientes médicos en todo el país se formateen uniformemente para que cada ciudadano tenga su historial clínico único, electrónico, que le sirva para todas las ocasiones en que reciba atención médica.

Poco después de creada la Comisión Ejecutiva para la Reforma del Sector Salud (CERSS) en el 1997 aparecieron recursos externos con el propósito de crear el mismo sistema informático nacional en salud que ahora se propone y se realizaron talleres, seminarios, entrenamientos y sobre todo, compra e instalación de equipos, para esa época sofisticados, que fueron un verdadero fiasco donde, tal vez, lo único exitoso fueron las comisiones derivadas de esas compras, porque el personal médico y auxiliar no se integró plenamente en razón de que a sus labores asistenciales se le sumó una importante tarea de técnicos sin aumentar el personal ni mucho menos los salarios.

El sistema colapsó porque los pocos que lo utilizaban lo compartían con el uso personal del internet (chateo) y en algunos lugares se robaron las computadoras y otros equipos.

Un sistema informático nacional en salud fue y sigue siendo una excelente idea, pero el pronóstico actual es peor, porque la corrupción se ha perfeccionado mientras los asesinos del desarrollo tecnológico nacional continúan invariables: Los diabólicos apagones.