Buena idea, pero…

Buena idea, pero…

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Parece que depende del estado de ánimo del presidente Leonel Fernández su óptica de los problemas nacionales. Una persona puede cambiar, y cambia, de manera de pensar, en un abrir y cerrar de ojos. Todo parece indicar que el gobierno se posiciona, estrena y practica sus argumentos de campaña para las elecciones de medio tiempo, las de elegir senadores, diputados, síndicos y regidores.

Lo que dice el Presidente de la República siempre es importante, ello, independientemente de que usted lo acepte o lo rechace, pero hay que pensarlo, analizarlo, cuando es preciso. La coherencia es una de las mejores virtudes humanas. Por supuesto, la vida no es o to’ toro, o to’ vaca. Cuando un barco da un giro de 90 grados de manera violenta, seguro que va a experimentar uno y otro problema en cubierta, en el interior, en las bodegas.

El barco nacional hay que conducirlo con suma cautela.

La Biblia enseña de manera muy clara: en la bonanza, moderación, guardar harina en abril para tener pan en mayo.

En las precariedades, administrarlas con toda la austeridad posible y pensar, buscar, proponer y ejecutar soluciones que permitan salir del hoyo.

El doctor Leonel Fernández, con la experiencia adquirida en el ejercicio del poder conoce mejor que usted y que yo cuál debe ser la mejor conducta para obtener los resultados óptimos.

Una o dos semanas atrás, el licenciado Danilo Medina lanzó un torpedo verbal que estalló como un balde de agua fría sobre la esperanza de un acuerdo rápido sobre la reforma fiscal, al enfilar sus cañones contra el Partido Revolucionario Dominicano. El Presidente de la República lo respaldó dos días después.

En la vida hay un lugar para cada cosa y cada cosa debe ser colocada en su justo lugar. Cuando el petróleo subía y subía entre mayo y agosto del 2000 al doctor Fernández no le preocupó usar las reservas de divisas del Banco Central, en vez de aumentar los precios de los combustibles.

Ello, porque le dejaba el problema al gobierno entrante que presidió el ingeniero Hipólito Mejía.

En política, la memoria corta es un peligro; los contrarios no olvidan.

El presidente Fernández echó para atrás lo que había dicho al respaldar a su secretario de la Presidencia y ahora expresa la necesidad de que haya un gran acuerdo nacional para encaminar el país hacia el progreso.

La política no se puede conducir en la dirección que tiene la veleta, porque ésta cambia constantemente, como el viento.

Si el gobierno quiere una política fiscal que no afecte sólo a la mayoría, que haga justicia en el pago de los tributos, que obligue a pagar al que más tiene y que ponga el país sobre los rieles adecuados, que convoque, que se siente, que busque las reales fuerzas representativas de la Nación, que proponga un plan serio, coherente, creíble y factible, y después hablamos.

De lo contrario, el Presidente de la República y sus principales colaboradores están inmersos en aquel juego de niños que iban a uno y otro y pedían: una candelita y el niño los enviaba: a la otra casita.y vuelta a empezar.

Así no estamos bien gobernados.

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