Buenos ejemplos: un contraste esperanzador

Buenos ejemplos: un contraste esperanzador

A mediados del año 2005, en una conversación con el doctor Leonel Fernández, poco después de que me encargara la dirección del Centro de Estudios Empresariales de Funglode, comentamos la conveniencia de resaltar que, a contrapelo de cierta sabiduría convencional, muchos empresarios de éxito poseen historias que pueden servir de ejemplo y estímulo para que las nuevas generaciones comprendan la importancia de valores tales como la honestidad, la perseverancia, la frugalidad y la responsabilidad.

De ahí salió el ciclo de cátedras que en el año 2006 siete empresarios de distintos sectores ofrecieron a centenares de jóvenes.

Esas experiencias, la explicación de sus fracasos, las claves de sus éxitos, están ahora reunidas en un libro recién presentado el miércoles pasado. Las palabras de José L. Corripio, José A. León, Gustavo Cisneros, Manuel Arsenio Ureña, Frank Rainieri, Elena Viyella de Paliza y Diego de Moya, aparecen seguidas de los comentarios de Federico Henríquez Gratereaux y Eduardo Valcárcel; Maribel Gassó y Eduardo Cruz; Elena Viyella y Marisol Vicens; Ligia Bonetti de Valiente y Pablo Piantini; Aida Consuelo Hernández Bonnelly, Georges Santoni y Bernardo Vega; Mary Fernández y Lisandro Macarrulla; Eduardo Domínguez Imbert y Jaime González.

También aparecen preguntas del público, sus dudas o inquietudes, en un enriquecedor debate. Y además, comentarios y una bibliografía realizados por profesores de la Barna Business School, dirigidos por Fernando Ferrán, como una valiosa colaboración desinteresada.

Me parece muy significativo que, en un momento en que tantos jóvenes dominicanos están confundidos por los espejismos que pueden hacerles creer que el éxito y la prosperidad pueden conseguirse por la vía rápida, este libro ponga en sus manos testimonios que confirman algo sabido de viejo: sin trabajo arduo, consistente, honesto y transparente, difícilmente puedan lograrse méritos reales y perdurables.

Por esto, a mi juicio, es tan importante que junto con estos testimonios, la sociedad dominicana vea cómo comenzamos a eliminar la impunidad. Que ex-banqueros condenados por quiebras fraudulentas, contrabandistas o evasores del fisco, narcotraficantes o capos de otras mafias, conozcan primero los tribunales y luego la húmeda oscuridad de la cárcel, es un imprescindible complemento de los buenos ejemplos.

Porque –como dijo uno de los autores del libro- casi nadie va a preferir subir hasta la cima de una montaña caminando por una ladera rocosa si puede hacerlo cómodamente en un helicóptero, e impunemente llamarse alpinista.

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