Por MARIEN ARISTY C.
Con ventas que suelen sobrepasar los mil pesos diarios, la mayoría de los buhoneros que trabajan en los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) desean que el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) los reubique en algún espacio en el que puedan continuar ofreciendo sus servicios a la población universitaria.

De esta manera, sostienen, se pondría fin a la polémica que se ha degenerado después que la Policía Municipal los desalojó por la fuerza el miércoles pasado.

 “El síndico Roberto Salcedo tiene que tener en cuenta que la situación ahora mismo no está buena. El tiene que saber cómo van a ubicar a uno y dónde van a poner a uno porque las condiciones de vida que se están viviendo no son fáciles”, dijo una vendedora de jugos que decidió apodarse “La Sexy” por temor a dar su nombre.

Más que el desalojo, a muchos les ha molestado que digan que sus productos son malos y están contaminados de microbios y parásitos. De ser así, dice uno de los vendedores que sólo quiso identificarse como “El Suave”, los estudiantes no les comprarían.

También les ha disgustado que los tilden de delincuentes y que los hayan tratado como animales el miércoles pasado. “Han querido justificar que no podemos estar aquí porque somos una ola de delincuentes, que somos gente drogadicta, eso es para hacernos daño. Ningún delincuente va a estar aquí desde las cinco de la mañana hasta las diez y las once de la noche”, sostuvo René Moreno.

En cuanto a la arrabalización, Moreno explicó que la culpa la tiene el ADN: “nosotros les hemos llevado varias propuestas para nosotros ordenarnos y hacer una cosa más o menos pero ellos tienen que darnos la facultad para hacerlo”, dijo Moreno.

Posteriormente, después de subrayar que de su negocio viven seis familias puesto que tiene cinco ayudantes, Moreno se quejó de que el ADN tiene muchas leyes para regularlos a ellos pero ninguna para defenderles. En el área de la UASD, agregó, trabajan cerca de cien personas.

LOS PADRES DE FAMILIA

Para muchos buhoneros la denuncia de la mala calidad de sus productos, aunque fue hecha por el propio rector, Roberto Reyna, no es más que parte de una mala propaganda que se les está haciendo con la finalidad de echarlos.

“Esa es una mala propaganda que hacen allá adentro porque nosotros aquí para ellos siempre estamos mal puestos. Ellos no quieren que nosotros nos ganemos la comida aquí. Yo soy padre de familia, tengo seis hijos y de eso es que me mantengo. Yo me gano mil y pico de pesos diarios en esto cuando me dejan trabajar”, se quejó Ramón Encarnación al tiempo de señalar que el miércoles pasado la Policía Municipal los quitó de allí de manera violenta.

José Hernández, vendedor de “huevo-burger” y pichos de salchicha, productos que oferta a RD$20 y RD$12, respectivamente, y con los que gana de RD$1,000 a RD$1,500 diarios, se pronuncia de la misma manera: “yo soy padre de familia, imagínese. Mis hijos esperan por mí, yo no soy licenciado ni nada. Esto es para salirme de la calle, a mí no me gusta la calle”. También está Enrique Pierre, un vendedor de jugos de naranja que cuestan RD$10 y RD$12. Con apenas tiene tres días viniendo a una de las puertas de la UASD, dice que en cada jornada ha vendido tres paquetes de vasos.

Como estos vendedores, muchos otros de los que cada día se apuesta junto a la UASD están dispuestos a sentarse en la mesa del diálogo con el Ayuntamiento. Lo único que aspiran, dicen, es que les dejen ganarse el sustento con dignidad.