Tengo que decir que en el Bulevar de la 27 no está prohibido tocar rock. Que la gobernación de esta entidad sabe muy bien que el rock es prácticamente toda la música. Que no se ha tratado de condicionar lo que suenan los distintos radios de los diversos negocios que allí funcionan.

Lo que se está regulando es el volumen de la música para que baje a partir de las 11 de la noche y para que los bares cierren a las 2 de la mañana, a fin de respetar a la vecindad y de poder mantener el control y la seguridad del espacio.

Lo que sí se prohibió fue organizar conciertos de heavy metal inconsultamente o rave, no por una oposición ni a los que tocan esta música ni a los que la disfrutan, sino por las consecuencias en daños físicos que tradicionalmente estos experimentos han dejado.

Prohibir el rock sería prohibir a Rosario, a Carlos Vives, a Juanes, a Pavel, a Claudio Piantini o a Toque Profundo y esto no cabe, como dice mami “en cabeza de gente”.

El licenciado Freddy Almonte no es ningún recalcitrante, solo que ha tenido, en honor a sus funciones que poner el orden en el lugar que le fuera encomendado por el Secretario de Obras Públicas.