En nuestra sociedad se ha construido históricamente un modelo de diversión sostenido en “relajar al otro”, lo cual se acepta como “normal”, pues se minimiza desde la visión de que es un “simple relajo”. Esta práctica de diversión basada en la humillación de “otros/as”, ha estado y está presente en nuestra vida cotidiana, en los medios de comunicación y actualmente en las redes sociales. Muchas de las comedias se hacían y se hacen con personajes de opciones sexuales diversas, negros/as o haitianos/as, con algún tipo de discapacidad o con atributos estéticos considerados como “feos/as”. Esta práctica normalizada socialmente ha sido estudiada en sus afecciones a la historia de vida de muchas personas, frustraciones, depresiones e incluso suicidios, son productos de haber vivido la burla y la humillación constante en ambientes escolares, vecinales, sociales y laborales.
El desconocimiento y desorientación sobre la noción de Bullying es hoy una realidad. Se desconoce el carácter violento del mismo y sus efectos psicológicos en las víctimas, desencadenando como mencionamos anteriormente graves afecciones psicológicas, aislamiento y/o agresividad-violencia. El bullying pasa desapercibido como “juego” de niños o niñas y no se le visibiliza en toda su magnitud. El bullying en la niñez y adolescencia refleja la forma en que se construye la relación con “el otro” en nuestra cultura. Una sociedad en la que se sanciona la diferencia y la diversidad genera pautas de relación con “el otro” basadas en la intolerancia y la violencia. Niños, niñas y adolescentes tienden a acosar y a maltratar a otros niños, niñas y adolescentes que son diferentes como es el caso de aquellos(as) que son catalogados/as como feos(as) porque son: gordos(as), negros(as), discapacitados(as), dominicanos de ascendencia haitiana, migrantes haitianos(as) o tienen características físicas que no se ajustan al modelo estético promovido por nuestra sociedad de consumo (gordos/as, o catalogados como feos/as).
Lo mismo ocurre con niños, niñas y adolescentes que presentan tendencias a opciones sexuales diversas que son estigmatizados/as como “amanerados(as)” o como “machorras”. Sufren todo tipo de burlas, humillaciones, violencia verbal y psicológica. El bullying sufrido por ellos/as tiende a ser reforzado por docentes y directivos(as) de centros que consideran que esta población debe ser corregida en sus tendencias “anormales” y “desviadas”.
El abordaje del bullying y su alto contenido de violencia en todos los ámbitos, laboral, educativo, vecinal, redes sociales y medios de comunicación debe ser erradicado. Se necesita crear conciencia en la población de que la diversión no debe estar construida en la humillación y maltrato de otras personas que son distintas. La erradicación del bullying es necesario para la intervención en la violencia en todas sus manifestaciones.