Bulto, mucho bulto, y nada más…

Bulto, mucho bulto, y nada más…

A veces a mí me parece que los dominicanos estamos todos locos. La idea me viene cada vez que veo cómo gente inteligente deja que su apreciación de la realidad quede más afectada por sus prejuicios que por los hechos y datos comprobables. Un ejemplo es cómo gente seria y honorable, algunos hasta amigos entrañables míos, afirman sin empacho que en las elecciones de domingo hubo un fraude colosal y sin embargo no aportan la menor prueba al respecto.

El propio candidato del PRD afirmó varias veces el domingo pasado que a él “nadie le haría coca”, sugiriendo que el PLD le robó la elección, pero al mismo tiempo que él y otros voceros perredeístas se despachaban con esas tremendas afirmaciones, nada menos que los embajadores de la principales potencias y organismos internacionales felicitaban a la Junta Central Electoral (JCE) por la diafanidad de la votación y la transparencia del escrutinio; y a Danilo por ganar. 

Para empeorar la posible credibilidad de la denuncia de alegado fraude, tanto el jefe del centro de cómputos del PRD como el empresario que proveyó los equipos y aplicaciones han expresado pública y privadamente que desde las 8:00 de la noche del domingo sabían que Hipólito Mejía había perdido las elecciones.

Alguna gente cree que el país estuvo al borde de un estallido social o algún baño de sangre, en caso de que Hipólito Mejía hubiese llamado a sus masas a tirarse a la calle para protestar contra el alegado fraude. Pero el pueblo no es pendejo: nadie excepto un puñado de facinerosos iba a tomar armas en la mano para pelear con tiros por algo que la decencia cívica del electorado ya había decidido.

El alegato de que la compra de cédulas influyó los resultados es absurdo, porque las facilidades que dio la JCE para obtener duplicados del carnet derrotaban esa posibilidad. Además, casi el 70% de los dominicanos aptos para votar ejercieron el sufragio, una participación masiva que habla bien de la salud de nuestra democracia. Es igualmente irracional alegar que la campaña negativa contra don Hipólito es la peor que se ha hecho aquí. ¿Y ya se olvidó todo cuanto hizo Balaguer contra Peña Gómez en interés de derrotarlo en las urnas?

Mejía perdió por sus propias pifias y Danilo Medina ganó porque la mayoría del pueblo le prefirió. Ninguna argucia cambia ese hecho.

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