Bundesbank cambia actitud sobre la política del BCE

Bundesbank cambia actitud sobre la política del  BCE

El Bundesbank ha cambiado de actitud sobre la política del Banco Central Europeo (BCE).

Desde que el BCE inició su programa de estímulos, la institución alemana se había centrado en criticar y ‘torpedear’ las medidas aprobadas por Mario Draghi y su Consejo de Gobierno, pero en un movimiento insólito, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, ha defendido ahora las decisiones del BCE con firmeza en una entrevista concedida al Financial Times.

Weidmann contesta a las críticas que recibe el BCE por parte del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, sobre la laxitud de sus políticas: «El BCE tiene como mandato la estabilidad de precio y la política monetaria expansiva es la apropiada para la coyuntura actual, sin tener en cuenta los diferentes puntos de vista y medidas específicas».

El banquero alemán dice que es habitual que los políticos opinen sobre política monetaria, al fin y al cabo esta política puede influir de una manera u otra sobre la economía. No obstante, el presidente del Bundesbank asegura que «son totalmente independientes».

Desde el Gobierno alemán y partidos políticos se ha insistido en que la política monetaria del BCE está dañando a los ahorradores alemanes, que no reciben prácticamente ningún rendimiento por sus ahorros.

Weidmann ha contestado a esto que «la gente no son solo ahorradores, también son empleados, contribuyentes y deudores, por lo que muchos se están beneficiando de los bajos tipos de interés», explica el banquero.

Aún así, Weidmann señala que aunque «la política monetaria tiene siempre efectos redistributivos, se podría ver que la compra de bonos soberanos por parte del BCE podría ser una acción que va más allá del mandato del banco central… Por eso el nuevo programa de compra de activos es menos problemático, puesto que cada banco central compra la deuda soberana de su propio país y asume su propio riesgo», sentencia.

Respecto al ‘helicóptero del dinero’, Widmann cree que «aunque algunos académicos vean este instrumento como una posibilidad emocionante no debería ser parte del debate político. Esta herramienta podría ser un instrumento peligroso, podría hacer un agujero en nuestro balance y se erosionaría la confianza en nuestra credibilidad como banco central».

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