Los doce niños y un adulto atrapados en una cueva del norte de Tailandia no se encuentran aún en condiciones de bucear durante una arriesgada operación de rescate que se ha cobrado la vida de una persona, dijo ayer el gobernador de Chiang Rai, Narongsak Ossottanakorn. “Los niños están aprendiendo a bucear. Vamos a tomar el mínimo riesgo posible, pero no podemos esperar hasta que comiencen las fuertes lluvias y empeore la situación”, señaló Narongsak. “El rescate no será esta noche”, zanjó el político tras reunirse con equipos de rescate. La muerte de un buzo cuando realizaba una misión de abastecimiento anunciada ayer ha supuesto un golpe para las operaciones de salvamento. También ha puesto de relieve la difícil operación a la que se enfrentan los equipos dentro de la parcialmente inundada cavidad donde permanece el grupo. En cada viaje a la gruta, los buzos atraviesan 1.7 kilómetros de estrechos pasadizos entre visibilidad nula y corrientes agua, camino que toma, ida y vuelta 11 horas. A las preocupaciones se suma el descenso de cantidad de oxígeno dentro de cavidad.