Socorristas y recolectores de chatarra excavaban este lunes entre los pisos de un hotel derrumbado en la ciudad costera de Les Cayes, en Haití, devastada por el terremoto, donde ya se han extraído 15 cuerpos.
Jean Moise Fortunè, cuyo hermano y dueño del hotel murió en el terremoto, cree que hay dos o tres personas atrapadas entre los escombros. Pero basado en el tamaño de los huecos que los trabajadores observaron con cautela, tal vez de unos 30 cm de profundidad, parecía poco probable encontrar sobrevivientes.
Mientras los residentes se llevaban montones de chatarra retorcida para ganar algo de dinero, Dukens Sylvain intentaba hallar signos de vida.
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“Esas personas están arriesgando sus vidas por un poco de chatarra”, dijo el hombre de 37 años sobre los lugareños excavando en la enorme pila de escombros. “Solo estoy preocupado por la vida de las personas”. En un campo de fútbol en Les Cayes, donde las familias que perdieron sus hogares montaron casas de campaña con sábanas y palos, la gente se reunió para distribuir comida desde un camión.
La Agencia de Protección Civil del país informó que hasta el domingo se contabilizaban 1.297 muertos por el terremoto de magnitud 7,2 del sábado. El sismo también dejó al menos 5.700 personas heridas, y miles de desplazados porque sus hogares quedaron destruidos o dañados.
Después de la puesta del sol del domingo, Les Cayes se oscureció por apagones intermitentes, y muchas personas durmieron a la intemperie, aterrorizados por las continuas réplicas. Mientras tanto, continúan los esfuerzos para brindar atención médica a los heridos.
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La devastación podría empeorar pronto con la llegada de la depresión tropical Grace, que se prevé que llegue a Haití el lunes por la noche. La agencia de protección civil dijo que se esperaban fuertes vientos, fuertes lluvias, marejada, deslizamientos de tierra e inundaciones.
Las autoridades dijeron que más de 7.000 casas fueron destruidas y casi 5.000 dañadas por el terremoto, dejando a unas 30.000 familias sin hogar. Hospitales, escuelas, oficinas e iglesias también quedaron destruidos o gravemente dañados.
El temblor con epicentro a unos 125 kilómetros (80 millas) al oeste de la capital Puerto Príncipe casi arrasó con algunas ciudades y provocó aludes que obstaculizaron los esfuerzos de rescate en el país el más pobre del continente.
Además del sismo, Haití enfrenta la pandemia del coronavirus, la violencia de las pandillas, el empeoramiento de la pobreza y la incertidumbre política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio.