Bush concluye gira por AL

Bush concluye gira por AL

MÉRIDA (AFP).- El presidente George W. Bush concluyó ayer en Mérida (este) una gira de seis días por América Latina, donde aparentemente intentó sin demasiado éxito mejorar su imagen y la de Estados Unidos.

Una veintena de personas resultaron heridas el martes en la ciudad de México cuando una manifestación de varios cientos de militantes de izquierda, estudiantes, sindicalistas y ecologistas derivó en botellazos, pedradas y pinturas contra los policías que custodiaban la embajada de Estados Unidos.

Estas manifestaciones, que acompañaron a Bush durante su recorrido de cinco países, rara vez reunieron a más de unos cientos de personas, pero dejaron ver el movimiento antiestadounidense que se ha reforzado considerablemente en la región en estos últimos meses.

La respuesta de Estados Unidos a la cuestión migratoria, una de las principales inquietudes en América Latina, se impuso una vez más en la agenda de Bush a medida que se acercaba de regreso a la frontera norteamericana. Pero en México, la inmigración, mencionada en los otros cuatro países visitados, no podía dejar de estar en primer plano.

“Trabajaré con el Congreso, con los miembros de los dos partidos, para hacer adoptar una ley de inmigración que nos permita hacer respetar al mismo tiempo la ley y los valores humanos de una manera que corresponda con los valores de Estados Unidos de América”, declaró Bush durante una conferencia de prensa en Mérida con su par mexicano Felipe Calderón.

La reforma que defiende Bush desde hace meses prevé un refuerzo de la frontera y del control de la inmigración clandestina, pero también abre el camino a la regularización de una parte de los doce millones de extranjeros que trabajan indocumentados en Estados Unidos, cuatro o cinco millones de los cuales son mexicanos.

La reforma enfrenta la resistencia de legisladores del mismo Partido Republicano de Bush, aunque dijo ser “optimista” en cuanto a la posibilidad de encontrar un “terreno de entendimiento”.

Calderón expresó las “preocupaciones” mexicanas por el respeto a los derechos humanos de quienes cruzan la frontera hacia Estados Unidos. Declaró además que la frontera debía acercar y no dividir a sus países e indicó que ambos estudiaban la apertura de nuevos puntos de acceso. El martes Calderón había criticado la construcción de un muro de casi mil kilómetros a lo largo de un tercio de la frontera.

Por otro lado, Bush propuso impulsar un plan regional para combatir el narcotráfico, que comience en México y Centroamérica y se vaya extendiendo hacia el sur.

“Vamos a trabajar con los países centroamericanos en el desarrollo de un plan (de combate al narcotráfico) que pueda tener éxito en México y se pueda transferir a América del Sur, y así no tendremos los problemas que tenemos”, dijo.

El mensaje parecía destinado tanto a los ciudadanos de América Latina como al Congreso de Estados Unidos, cuyo papel será decisivo para la reforma de las leyes migratorias o la aprobación final de los acuerdos de libre comercio.

Los problemas domésticos acompañaron a Bush durante todo el recorrido. Salió de Estados Unidos cuando un ex funcionario de la Casa Blanca admitió haber mentido a la Justicia y cuando se desató un escándalo debido al tratamiento de los heridos de las guerras de Irak y Afganistán. Y el regreso se da en medio de una controversia sobre la destitución de fiscales federales.

No acepta renuncia secretario Justicia

WASHINGTON (AFP).- El presidente estadounidense George W. Bush renovó ayer, miércoles, su confianza en su secretario de Justicia, Alberto Gonzales, sometido a una avalancha de pedidos para su dimisión en el marco de un escándalo por la remoción de ocho fiscales federales.

semanas alrededor de la destitución el año pasado de ocho fiscales federales, algunos encargados de investigaciones muy delicadas para el Gobierno, una medida legal pero contraria a la tradición y considerada demasiado política.

El escándalo se reavivó cuando algunos de los fiscales destituidos demostraron en la última semana haber sufrido presiones de legisladores republicanos, y cuando documentos revelaron que altos responsables de la Casa Blanca estuvieron implicados en la decisión.

“Nunca señalé un caso en particular, y nunca le di (a Gonzales) instrucciones”, declaró el miércoles Bush en una conferencia de prensa en México donde concluyó una gira de una semana por América Latina.

“Tengo confianza en el secretario de Justicia Al Gonzales”, añadió, aunque reconoció que “se cometieron errores” principalmente en la comunicación al Congreso sobre el tema “y francamente eso no me agrada”, dijo Bush un día después que Gonzales sugirió que el Departamento de Justicia había dado a los legisladores información incompleta sobre las cuestionadas remociones de fiscales.

   Colaborador fiel y discreto de Bush desde más de 10 años, Alberto Gonzales, antiguo responsable de los servicios jurídicos de la Casa Blanca nombrado al mando de la cartera de Justicia en 2004, ya fue objeto de críticas, especialmente en relación a los excesos de las políticas antiterroristas.

   Pero esta última polémica provocó una catarata de protestas en su contra, y la mayoría demócrata en el Congreso reclama su salida.

   El senador republicano John Sununu se sumó el miércoles al reclamo demócrata para que Bush sustituya a Gonzales.

   “El presidente debería despedir al secretario de justicia y reemplazarlo, lo antes posible, por alguien que aporte un fuerte liderazgo en la prosecución de la guerra contra el terrorismo, en el manejo del Departamento de Justicia, y que trabaje con el presidente y el congreso en asuntos importantes de seguridad interior”, dijo Sununu en un comunicado.

   Hillary Clinton, la candidata a la investidura demócrata para la elección presidencial de 2008 se había sumado antes a los reclamos de su competidor John Edwards, de su colega Harry Reid, jefe de la mayoría del Senado, de Edward Kennedy, y la dirección del partido demócrata.

   “Ya es hora que el ministro de Justicia, que aseguró sin razón que las destituciones habían sido fundadas en el desempeño, se vaya. Todo indica que olvidó la diferencia entre su trabajo actual, como primer responsable de la aplicación de las leyes en Estados Unidos, con su antiguo trabajo de abogado personal del presidente Bush”, declaró Clinton en un comunicado.

   En Estados Unidos, la destitución de fiscales federales no es ilegal, pero poco común. El ex presidente Bill Clinton destituyó a los 93 al asumir la presidencia en 1993.

   Al día siguiente del anuncio de la dimisión de su jefe de gabinete, Kyle Sampson, Gonzales aseguró en la televisión estadounidense que es “responsable” de los errores cometidos, y que se mantendría en el cargo si Bush así lo desea.

   “Finalmente, yo presto servicios si así lo quiere el presidente de Estados Unidos”, dijo Gonzales a la cadena NBC. “Esa será una decisión que deberá tomar el presidente”, precisó.

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