WASHINGTON (AFP).- Las elecciones del 30 de enero en Irak constituyen un «momento histórico», aseguró este viernes el presidente George W. Bush quien dijo que espera una fuerte participación.

«Hay elecciones el 30 de enero. Es un momento histórico», declaró Bush a la prensa, ante la cual reafirmó que los terroristas intentaban hacer fracasar el proceso electoral, ya que «no quieren que la democracia se implante en Irak».

«Sé que es difícil. Pero es difícil por una razón: que hay un puñado de personas que temen a la libertad», dijo, estimando que la mayoría de las regiones iraquíes estaba en condiciones de organizar los comicios en la fecha prevista.

«Catorce de las dieciocho regiones iraquíes parecen relativamente en calma», estimó. «Quiero que todo el mundo pueda votar», agregó Bush, quien consideró que el terrorismo era el resultado de «la frustración nacida de la tiranía».

Señaló que la tarea de la misión de evaluación que el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfled, decidió enviar a Irak era, entre otras, preparar la colaboración con las autoridades estadounidenses y el gobierno iraquí, que saldría de las elecciones.

«Mi gobierno cree firmemente que la población tiene el derecho de expresarse», declaró Bush.

«Hace no tanto tiempo, la gente decía que los iraquíes no podían votar», sostuvo, considerando que «el hecho de que exista expectativa sobre el nivel de participación» es «un progreso».

«Si me hubieran preguntado 18 meses atrás, y yo hubiera respondido que se iban a realizar las elecciones en Irak, no lo hubieran tomado en serio», dijo Bush a la prensa.

La política seguida por la administración republicana en Irak fue objeto de duras críticas por Brent Scowcroft, ex consejero en seguridad nacional en el gobierno de George Bush padre (1989-1993).

«Las elecciones en Irak, más que representar un cambio, podrían agravar el conflicto», estimó Scowcroft en declaraciones al Washington Post.

El ex funcionario se refirió especialmente a los peligros de una guerra civil entre sunitas y chiítas iraquíes y consideró que Washington debería confiar el manejo de la situación a la OTAN o a las Naciones Unidas.

El presidente Bush rechazó este viernes ese análisis pesimista, y recordó su diálogo telefócnico del miércoles con el presidente iraquí Ghazi Ghazi Al-Yauar, de origen sunita.

Los sunitas, estrechamente vinculados al régimen dictatorial de Saddam Hussein, derrocado en marzo de 2003 por la intervención militar británico-estadounidense, consideran que los chiítas, mayoritarios en el país, no lograrán el poder en las elecciones.