WASHINGTON (AFP).- George W. Bush, que calificó al papa Juan Pablo II como uno «de los grandes líderes morales de la historia» y que podría convertirse en el primer presidente estadounidense en acudir a un funeral papal, encabeza en Estados Unidos el duelo por su muerte, ocurrida el sábado.

«La Iglesia Católica perdió a su pastor, el mundo perdió a un defensor de la libertad humana», sostuvo Bush durante un breve discurso en la Casa Blanca en la tarde del sábado, acompañado a su lado por su esposa, Laura.

La cadena de televisión NBC dijo este domingo que Bush acudirá a los funerales. Fuentes de la Casa Blanca se limitaron a comentar que esperan noticias del Vaticano para anunciar la delegación de Washington.

Las campanas redoblaron en iglesias y catedrales a lo largo y ancho del país, en las que los creyentes -en actitud de recogimiento y a veces en lágrimas- participaban en oficios especiales por la muerte del pontífice.

Este domingo se celebraban misas especiales en homenaje a Juan Pablo II. En la catedral de San Patricio de Nueva York la cola para asistir al oficio daba la vuelta al templo a pesar del mal tiempo, y se colocaron altavoces en el exterior para aquellos que no logren entrar.

Otros actos se celebraron en otros puntos de un país donde la primera comunidad religiosa es la católica, con 65 millones de fieles.

En Washington, la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el senador Edward Kennedy, patriarca de la familia católica más popular de Estados Unidos, acudieron a un servicio oficiado por el cardenal Theodore McCarrick, quien calificó el proceso sucesorio como una «responsabilidad terrible».

Los principales diarios del país centraron sus editoriales en las luces y sombras del legado papal y señalaron la aparente contradicción entre la popularidad y la buena imagen de Juan Pablo II y el declive numérico de vocaciones religiosas así como el distanciamiento de los fieles de los preceptos vaticanos.

Los no-católicos vieron «al trotamundos hombre de Dios que atravesó el mundo una y otra vez, hablando de la dignidad humana en tantas lenguas», afirmaba The New York Times.

Pero para los católicos «fue una figura más complicada, alguien que resistió a las tentativas de abrir las enseñanzas de la Iglesia al control de la natalidad, el aborto, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, el divorcio y la ordenación de mujeres», agrega el Times.

Tras la muerte del Papa, que se conoció el sábado a primera hora de la tarde en Estados Unidos, los católicos empezaron a acudir a San Patricio, la catedral gótica de la Quinta Avenida considerada el centro espiritual del catolicismo estadounidense.

«El Papa tuvo una influencia enorme en mi vida espiritual», explicó Héctor Robles, un visitante de Florida (sudeste) de 48 años.

«Pero el trabajo que hizo fue más allá de lo religioso, para abarcar todo el espectro de la vida social y política», agregó.

Otros decían que preferirían un cambio de dirección en consonancia con una corriente mayoritaria del catolicismo estadounidense que presume de progresista respecto a otras versiones del cristianismo que se practican en el país.

Para ellos, Juan Pablo II fue el papa que se negó a considerar la ordenación de mujeres, que se mantuvo firme contra los métodos de control de natalidad y que no logró atajar el problema de los sacerdotes pederastas.

«No siempre estuve de acuerdo con sus enseñanzas en cuestiones sociales», explicó Joanne Cairns, de 28 años.

«Fue un gran papa y un gran hombre de su tiempo, pero me gustaría ver a su sucesor adoptar posturas más modernas», sostuvo.

El ex presidente Bill Clinton también rindió homenaje al Papa, a quien calificó como una «fuente de luz» para la humanidad.

«Hablando con fuerza y elocuencia por el perdón y la reconciliación a aquellos que dividen con viejos odios o que son víctimas del abuso de poder, el Santo Padre ha sido una fuente de luz no solamente para los católicos, sino para todos», escribió en un comunicado suscrito con su esposa, Hillary Clinton.

También los líderes evangélicos y judíos alabaron la figura del pontífice.

El líder evangélico Bill Graham dijo que «el papa Juan Pablo II fue sin duda la voz más influyente en moral y paz del mundo en los últimos 100 años».

El Papa «cambió fundamentalmente los 2.000 años de relación entre la Iglesia y el pueblo judío», dijo por su parte Edgar M. Bronfman, presidente del Congreso Mundial Judío.