Bush enfrenta rebelión por la iniciativa inmigración

Bush enfrenta rebelión por la iniciativa inmigración

WASHINGTON (AP).- El presidente George W. Bush enfrenta una importante rebelión dentro de su propio partido si cumple con su promesa de alentar una legislación que podría abrir el camino para obtener la ciudadanía estadounidense a millones de inmigrantes indocumentados. Casi ningún otro tema divide tanto a los republicanos.

Para hacer que el Congreso apruebe el proyecto destinado a los trabajadores visitantes, Bush deberá enfrentarse a los deseos de muchos de los republicanos y forjar alianzas bipartidistas.

Eso fue lo que hizo el presidente Bill Clinton en 1993 para lograr la aprobación de un acuerdo de libre comercio con México y Canadá, rechazado por un bloque importante de legisladores de su Partido Demócrata.

Al parecer, existen pocas posibilidades de que lleguen a un acuerdo aquellos que están en favor de liberalizar las leyes de inmigración _entre ellos Bush, el senador republicano John McCain y el gobernador de California Arnold Schwarzenegger_ y los que quieren menos inmigrantes y alientan mayores controles fronterizos y sanciones más duras.

La oposición entre los representantes republicanos es fuerte.

«En nuestro partido, esta es una división profunda que crece cada minuto»», manifestó el representante republicano Tom Tancredo. Lidera un grupo de 70 legisladores que están en contra de suavizar las normativas de inmigración.

Tancredo vaticinó que la propuesta de Bush no será aprobada por el Congreso.

Bush sostiene que logró un importante «capital político»» en las elecciones de noviembre y busca utilizarlo. No queda claro cuánto de ese patrimonio está dispuesto a destinar a las medidas de inmigración.

En lo más alto de la lista de prioridades figura una revisión del sistema de Seguridad Social, modificar las leyes tributarias, y hacer permanentes los recortes de impuestos que dispuso durante su primer mandato.

Unos 10 millones de inmigrantes viven en Estados Unidos de manera ilegal, la mayoría de ellos de origen mexicano, y se estima que cada año llega un millón más.

El plan del presidente otorgaría permisos temporarios para trabajar por entre tres y seis años a millones de inmigrantes indocumentados. Facilitaría además que esos trabajadores puedan obtener la ciudadanía estadounidense.

Como gobernador de Texas, Bush estuvo comprometido con cambios en la inmigración. Como presidente estuvo cerca de llegar a un acuerdo con su colega mexicano Vicente Fox antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.

Esos planes fueron suspendidos y el fortalecimiento de la seguridad fronteriza pasó a ser la prioridad para Estados Unidos.

En sus campañas presidenciales del 2000 y 2004, Bush cotejó a los hispanos, la minoría ética de mayor crecimiento en el electorado.

«Continuaremos trabajando para hacer que esta nación sea un lugar de bienvenida para la población hispana, una tierra de oportunidades para todos los que viven aquí en América»», declaró Bush hace unos meses ante la Liga de Ciudadanos Unidos de América Latina.

En su gobierno, nadie sugiere que la aprobación de su plan de inmigración será fácil, sino más bien todo lo contrario.

«No queremos prometer demasiado»», expresó el secretario de Estado Colin Powell durante su visita de noviembre a la ciudad de México.

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