Bush enumera desafíos de su segundo mandato

Bush enumera desafíos de su segundo mandato

WASHINGTON (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, afronta profundos desafíos tanto en la política exterior como en la interna en su segundo mandato, que comenzará el próximo jueves con su investidura.

   En una entrevista al periódico «The Washington Post», publicada hoy, Bush enumera desafíos como la lucha contra el terrorismo y «la diseminación de la libertad y la democracia» o, en el terreno nacional, la reforma del sistema de pensiones y del código fiscal.

   Una vez haya jurado el cargo en el Capitolio, el presidente no podrá perder un momento. Su primer gran desafío llega apenas diez días más tarde, con las elecciones en Irak en medio de una violencia generalizada.

   Un informe de los servicios secretos hecho público el pasado jueves alerta de que Irak se está convirtiendo en el criadero de los terroristas del futuro.

   «Soy realista acerca de lo rápido que una sociedad que ha estado dominada por un tirano puede convertirse en una democracia… tengo más paciencia que otros», dijo el presidente.

   El informe de los servicios secretos es «un tanto especulativo», según Bush. No obstante reconoce que «puede pasar. Y yo estoy de acuerdo. Si no somos diligentes y firmes, habrá partes del mundo que se conviertan en bolsas donde los terroristas puedan encontrar refugio y adiestramiento. Tenemos el deber de impedirlo».

   Pero Irak no es el único desafío que afronta en política exterior. Están pendientes el lanzamiento de una nueva iniciativa de paz para Oriente Medio, después del triunfo de Mahmud Abás en las elecciones presidenciales palestinas el pasado día 9.

   Igualmente, penden las sombras de Corea del Norte e Irán y sus programas nucleares, cuya suspensión trata de conseguir EEUU.

   El presidente tiene ya previsto para febrero un viaje a Europa, en el que tratará de reparar las relaciones con sus aliados dañadas a raíz de la guerra en Irak.

   En este viaje se reunirá con el presidente ruso, Vladímir Putin, para redefinir las relaciones entre ambos países tras una serie de medidas de Moscú que contrarrestan avances democráticos.

   En el terreno nacional, uno de los proyectos más ambiciosos del presidente es la reforma del sistema de pensiones. Bush quiere poner en marcha un mecanismo que permita a los trabajadores más jóvenes desviar parte de sus cotizaciones a la Seguridad Social a cuentas de inversión privadas, que serán las encargadas de generar los fondos para su jubilación.

   El plan, del que no se han precisado detalles hasta el momento, promete crear una dura batalla con la oposición demócrata en el Congreso.

   Lo que no prevé Bush, según ha admitido, es hacer aprobar una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo, algo que apoyó en su segundo mandato.

   Otra cuestión clave de su mandato será el nombramiento de jueces para el Tribunal Supremo, donde la avanzada edad y el mal estado de salud de alguno de sus magistrados hace previsible que se creen vacantes en los próximos cuatro años.

   Una larga batalla en el Congreso para hacer aprobar los posibles candidatos le reportaría a Bush un fuerte gasto del «capital político» del que ha prometido hacer uso tras las elecciones.

   Menos complicada se presenta la marcha de la economía, en franca recuperación y donde el desempleo ha caído en cerca de un 1 por ciento en los últimos 18 meses.

   La caída del dólar y la subida de los precios del petróleo no preocupan en exceso, al menos por el momento, a la administración.

   Bush admite que sí le preocupa el doble déficit que padece el país, el presupuestario y por cuenta corriente.

   Para hacerle frente, propone «un presupuesto que continúe cumpliendo la promesa de recortar el déficit a la mitad en cinco años».

   El capital político de Bush tendrá que ponerse a trabajar enseguida. Uno de los problemas que padecen los presidentes reelectos es que al final de su segundo mandato se les considera «patos cojos» («lame duck»), políticos que no se atreven o no pueden tomar decisiones importantes.

   El propio Bush calcula que cuenta con un plazo de unos 18 meses para dejar un legado político duradero.

   Y en ese plazo no se incluyen posibles crisis inesperadas o enfrentamientos más enconados de lo previsto con la oposición demócrata en el Congreso.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas