Bush hace del peligro tema de campaña

Bush hace del peligro tema de campaña

WASHINGTON.- Hubo algo familiar en el lenguaje que el Presidente George W. Bush usó en su discurso sobre el Estado de la Unión el martes cuando pidió a los estadounidenses permanecer con él a lo largo de la jornada que empezó en la mañana del 11 de septiembre del 2001. «No hemos recorrido todo este camino a través de la tragedia, tribulación y guerra sólo para titubear y dejar nuestra labor inconclusa», dijo Bush, en palabras que llevan la marca de su principal redactor de discursos, Michael Gerson, un cristiano evangélico.

Algunos entre el público detectaron una alusión a un párrafo de «Amazing Grace», el himno escrito por un comerciante de esclavos convertido en ministro y abolicionista, John Newton, después de que sobrevivió a una tormenta en el Atlántico.

A través de muchos peligros, fatigas y asechanzas,

Ya he llegado;

Esta gracia me ha traído seguro hasta aquí,

Y la gracia me llevará a casa.

Newton se refería en las dos últimas líneas a su salvación por Dios, un sentimiento a menudo repetido por el presidente. Pero en este discurso, que sirvió como punto de inicio de la campaña de 2004 de Bush, el verdadero mensaje se revelaba si el público sustituía el nombre de «Bush» por «gracia».

En resumen, Bush se presentaba como el candidato que puede proteger mejor a la nación de los males del mundo posterior al 11 de septiembre. Muchos demócratas lo llaman la política del temor; los republicanos lo llaman realidad. Cualquiera que sea la terminología, Bush nunca hantes ha dicho tan directamente a los votantes que la opción era entre él y «la ilusión peligrosa» (léase demócratas) que la amenaza había pasado. Miembros de ambos partidos dicen que dirigir la seguridad nacional bien podría garantizarle a Bush un segundo mandato. La Casa Blanca está apostando la elección a ello.

Esto difícilmente es una noticia para los demócratas, que nunca han dicho que el temor no sea real. La candidatura del general Wesley K. Clark, comandante de la campaña de bombardeos en Kosovo, fue impulsada en gran medida por demócratas nerviosos por las credenciales de seguridad nacional del antibelicista Howard Dean; John Kerry empezó a surgir después de que un soldado cuya vida él salvó en Vietnam se apareció en Iowa. Los demócratas trataban de hacer de la economía el tema en las elecciones complementarias del 2002, pero Bush llevó a los republicanos al triunfo prometiendo cazar a los asesinos «uno por uno» y acusando a los demócratas de retrasar la creación del Departamento de Seguridad Interior.

El discurso sobre el Estado de la Unión llevó la estrategia a nuevas alturas. «Este fue un reconocimiento notablemente franco de en qué medida pretende explotar el valor político de su postura como el único guerrero efectivo en la guerra contra el terror», dijo David M. Kennedy, profesor de historia en Stanford. «Es una carta muy fuerte, y podría resultar una carta de triunfo». Históricamente, los estadounidenses no han descartado al comandante en jefe a mitad de la guerra, lo cual ayuda a explicar, dicen los demócratas, por qué Bush usó el gran escenario del discurso sobre el Estado de la Unión para subrayar la amenaza. («Y es tentador creer que el peligro está detrás de nosotros. Esa esperanza es comprensible, consoladora y falsa».) Es también la razón de que el presidente delineara la narrativa de dos años de una guerra contra el terrorismo y luego refutara a aquellos que cuestionaban, como lo dijo, «si Estados Unidos estaba realmente en una guerra».

Historiadores dicen que Franklin D. Roosevelt probablemente no habría ganado un tercer mandato en 1940 si ho hubiera existido la crisis en Europa y la invasión de Hitler de Francia ese mes de junio. «Había fuerzas en la derecha a las que no les gustaba nada el Nuevo Trato, él no había provocado una recuperación económica y mucha gente pensaba que tenía demasiado poder», dijo Kennedy. «Hay muy poca duda de que debe su tercer mandato, y el cuarto también, a la crisis internacional».

De manera similar, en la elección de la Guerra Civil de 1864, Abraham Lincoln sobrevivió a un desafío de George B. McClellan, el candidato demócrata y el general al que Lincoln había despedido el año anterior. Pero podría haber sido de otro modo si el general William Sherman no hubiera capturado Atlanta dos meses antes de la elección, dando la voltereta a la fortuna de Lincoln después de un verano de bajas devastadoras. «Lincoln fue elegido en base a una ola de éxito militar», dijo James M. McPherson, historiador de la Guerra Civil. «Pero Lincoln y todos los demás reconocieron que si la elección se hubiera celebrado en agosto, el resultado habría sido distinto».

Por supuesto, las guerras impopulares les han costado el puesto a algunos presidentes, como Lyndon B. Johnson, que decidió no postularse para la reelección en 1968 debido a sus vulnerabilidades en torno a Vietnam. Harry Truman era tan impopular en 1952 debido al estancamiento en Corea que no habría ganado la nominación de su partido.

No es una sorpresa que el mayor temor de la Casa Blanca actual, salvo otro ataque terrorista, es que Irak implosione antes de la elección. Salvo eso, analistas políticos dicen que Bush es sensato al blandir su ventaja más poderosa contra la oposición. En un sondeo de The New York Times/CBS News realizado antes del discurso sobre el Estado de la Unión, 68 por ciento, incluidas mayorías de demócratas e independientes, dio altas calificaciones a Bush por la campaña contra el terrorismo.

De modo que conviene a Bush hablar sobre la amenaza, así como le conviene advertir, como hizo el martes, que los terroristas siguen conspirando contra Estados Unidos. «Sólo piensen en el cálculo político», dijo Walter Russell Mead del Consejo sobre Relaciones Exteriores. «Uno no quiere decir, ‘gracias a mí, ustedes están seguros ahora’, y luego que mañana no exista Cleveland, Ohio».

Personas cercanas a Bush rechazaron la idea de un «cálculo político», como lo expresó Mead, y dicen que el presidente de hecho está obsesionado con el espectro del 11 de septiembre y los temores de una repetición ante su vista. Bush aún empieza cada día con la «evaluación de amenazas» diaria, una compilación de lo que las agencias de espionaje y policiales recaban sobre la potencial actividad terrorista. Colaboradores dicen que es una mirada perturbadora a las vulnerabilidades de la nación, y que ha tenido un efecto poderoso sobre la mentalidad del presidente.

Pero nadie en la Casa Blanca niega que impulsar la política antiterrorista del presidente es una buena política. Notablemente, ninguno de los demócratas ha acusado a Bush de exagerar la vulnerabilidad de Estados Unidos. «En toda la oposición, algo que no se ha oido decir es que ‘Pedro está gritando ahí viene el lobo’, dijo Mead.

El problema para los retadores, dicen los propios demócratas, es que ningún candidato presidencial ha desafiado efectivamente a Bush en cuestiones de seguridad.

«El aspirante tiene que decir cómo va a proteger a Estados Unidos, no sólo lo que Bush hace mal», dijo el senador Charles E. Schumer, demócrata de Nueva York, quien ha criticado al gobierno por no gastar más en seguridad interior. «No pienso que la mayoría de los estadounidenses esté satisfecha con el combate de Bush contra el terrorismo, pero ciertamente lo prefieren a uno más débil o inexistente».

Los sondeos muestran que Bush es vulnerable ante los demócratas en asuntos internos; 51 por ciento de los estadounidenses desaprueba su manejo de la economía, según la encuesta de The New York Times/CBS News. La economía fue el tema No. 1 que la gente quería oír discutir a los candidatos.

Pero David Winston, encuestador republicano, dijo que postularse en base a la seguridad nacional tenía sentido. Durante el discurso sobre el Estado de la Unión, realizó un grupo de enfoque de 30 votantes independientes, a quienes se les instruyó que calificaran partes del discurso. La línea que obtuvo la mejor respuesta -aparte del elogio de Bush a las tropas- fue la promesa del presidente de que Estados Unidos nunca buscará «permiso» para defender su seguridad.

«Esa fue la línea principal», dijo Winston.

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