Bush ignora América Latina

Bush ignora América Latina

WASHINGTON (AFP).- América Latina, catalogada por George W. Bush como su aliada más importante en el mundo hace cuatro años, no recibió ni siquiera una mención simbólica esta vez, cuando el presidente estadounidense delineó las prioridades de su segundo mandato.

   Bush confirmó el miércoles de noche en su discurso sobre el estado de la Unión, que tradicionalmente define la agenda doméstica y de política exterior del Presidente, que su segundo gobierno seguirá marcado por los atentados del 11 de setiembre de 2001.

   Sin embargo, «los latinoamericanos no deben sentirse especialmente heridos por ser olvidados otra vez, porque se olvidó de todo el mundo», dijo a la AFP Michael Shifter, vicepresidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, al subrayar que Bush no habló tampoco de China, Rusia, Europa o Africa.

   En enero de 2001, Bush prometió que éste sería el siglo de las Américas, pero sus planes se derrumbaron tras el 11 de setiembre y paralizaron su agenda con la región en varios frentes, incluida la migración, para dar lugar a su «guerra contra el terrorismo» y la invasión de Afganistán e Irak.

   Su gobierno concentró el esfuerzo en la región en la negociación de acuerdos comerciales y el endurecimiento del embargo contra Cuba. Pero fue criticado por su manejo de las crisis en Argentina, Bolivia, Haití y Venezuela, donde los demócratas le acusaron de «negligencia» y «diplomacia inepta».

   El Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), principal proyecto del gobierno de Bush con sus vecinos, se encuentra estancada desde hace un año, y reina el silencio oficial sobre el fracaso en terminar las negociaciones antes de la fecha prevista, el 1 de enero pasado.

   «En el Congreso no hay fuerza y energía nueva para impulsar ese sueño», y el gobierno de Bush «no está dispuesto a gastar el capital político» para concluir el ALCA porque «está distraída con otros temas», dijo Shifter.

   Bush está «obsesionado» con Irak y la libertad y transformación en Medio Oriente, así como con la reforma del seguro social en su agenda doméstica, pero «no creo que tenga el lujo de enfocarse en esos temas y nada más, porque la situación en América Latina y otras partes es muy complicada», agregó.

   «La razón por la cual Bush no mencionó a Latinoamérica es que verdaderamente la región no está muy alto en la lista de prioridades de su administración», coincidó Riordan Roett, director del programa latinoamericano de la Universidad Johns Hopkins.

   Según Shifter, la principal prueba para la política exterior de Bush en los próximos cuatro años será atender temas prioritarios y urgentes como Irak y Medio Oriente, al tiempo que mantiene sus alianzas y compromisos en una región como América Latina.

   «Una superpotencia debería ser capaz de hacerlo, pero al menos en el discurso de anoche (la región) no pareció estar en su radar», observó.

   La obsesión de Estados Unidos por la seguridad y la lucha antiterrorista ha desnudado en los últimos años diferencias con buena parte de América Latina, donde las prioridades pasan por atender problemas más viejos y acuciantes, como la pobreza y la corrupción.

   En los próximos cuatro años, el gobierno de Bush centrará su política hacia Latinoamérica en sus relaciones con Colombia, su mayor aliada al sur del Río Bravo, y Cuba, su peor enemiga en la región, así como en tratar de que el Congreso apruebe el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA), estimó Roett.

   Pero «Venezuela será un antagonista, y ese puede ser el problema más importante a raíz de las importaciones petroleras», advirtió.

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