Bush Jr. y Palestina

Bush Jr. y Palestina

UBI RIVAS
El presidente George Bush Jr. contrario a su errático proceder en relación a Afganistán, Irak e Irán, ha maniobrado en forma laudable respecto a su política con Palestina, como ningún otro colega suyo nunca.

Es menester tener muy en cuenta que ningún colega suyo ha propiciado tanto por una solución definitiva en Levante como Bush junior si recordamos el diseño maestro que concibió en la Hoja de Ruta, cosecha intrínsecamente suya del 14 de mayo de 2003, que reposa en nuestro nutrido archivo.

El presidente Bush Jr. se mostró en la ocasión asaz, ecuánime como nunca en otro sesgo de su muy desaliñada y poco exitosa política internacional que no han redituado los frutos vigorosos para beneficio de La Unión.

Esto, considerando que tanto en Iraq como en Afganistán, Bush Jr. está encharcado en un atolladero en que solamente el miedo a ser motejado como ineficaz, le impide salir corriendo de esos dos países del Oriente Medio, considerando que Palestina es el Cercano Oriente o Levante.

Bush Jr. está empantanado tanto en Iraq como en Afganistán porque libra en esos dos países una guerra fantasma, en el primero, golpeado a diario por la estrategia iraquí de la guerra de las chatarras, vehículos repletos de explosivos que se detonan en lugares precisos que producen decenas de muertos a diario, sin que 144 mil soldados norteamericanos destacados en Iraq puedan impedirlo.

En Afganistán se libra otra guerra fantasma contra muhaidines otrora entrenados por los propios Estados Unidos para combatir la ocupación rusa de la década de los setenta y ochenta que fracasó por completo, porque como en Iraq se libra una guerra irregular, como lo fue la de Vietnam, y donde las FFAA estadounidenses, en ninguno de los tres teatros, ha podido superar las circunstancias. ¿O la ha podido?

En la Hoja de Ruta, Bush Jr. propicia tanto para los palestinos como para los hebreos, alternativas sensatas, imparciales, equilibradas, que transparentan el propósito de que ambas partes en un conflicto moderno que empieza el 14 de mayo de 1948, acuerden la paz definitiva y convivir juntos uno al lado del otro, como en realidad están condenados por los imperativos geográficos e históricos a convivir.

Para los palestinos, Bush Jr, delínea el cese de la violencia, organizar las instituciones que conformen el Estado Palestino y reconocer Hamás al Estado de Israel, renunciando a la violencia por siempre. Para los israelíes, retirarse de Cisjordania y Gaza, tanto por el Tzhal (Ejército), como el desmantelamiento de las ilegales colonias judías, habida cuenta de que son las áreas donde tendrá cabida el Estado Palestino, hoy la crisálida de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), delineadas en los Acuerdos de Oslo, 1993, y refrendadas en Wye River de ese mismo año por el presidente Bill Clinton, el rais Yasser Arafat y el luego magnificado premier Yitzak Rabin.

Rabin y Shimón Pérez han sido los dos prominentes judíos que mayores impulsos han aportado a obtener una paz definitiva en una política clarísima de trocar tierras por paz.

Empero, el presidente Bush Jr. zigzagueante, poco confiable por voluble y frágil en su proceder, varía su posición ante el conflicto árabe-israelí y contradice su estupenda tesis para solucionar el conflicto, conforme a lo expresado en su primera entrevista con el nuevo líder de Likud, Ehud Olmert, al recibirlo en la Oficina Oval el 23 de mayo último.

En esa triste como deplorable ocasión, el presidente Bush Jr. sólo encontró apostrofar a los palestinos exigiéndoles renunciar a la violencia, no así a Israel desocupar Cisjordania y Gaza, fuente permanente diaria de roces, muertes alevosas, presos, es decir, la noria del nunca acabar, cuando todos sabemos que USA tiene la sartén por el mango en casi todo el mundo y en ese casi no está exento el Estado de Israel, una manufactura made in USA.

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