Bush propone legalizar 8 millones ilegales

Bush propone legalizar 8 millones ilegales

WASHINGTON (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, propuso ayer un cambio drástico en la política migratoria del país, que permitirá que algunos inmigrantes indocumentados puedan alcanzar una legalidad temporal.

Bush anunció ayer sus primeras propuestas de inmigración desde que llegó al poder, y que incluyen un plan de trabajadores temporales, al que podrán acceder indocumentados y residentes en el exterior, y el estudio de directrices para reformar la política migratoria.

«Nuestro país es una sociedad acogedora», dijo el presidente al presentar sus propuestas en un salón de la Casa Blanca repleto de representantes de organizaciones de inmigrantes en el que destacó la «gran aportación» de los extranjeros a la grandeza de EEUU.

Bush había prometido ocuparse de la cuestión migratoria durante los primeros meses de gobierno, pero los atentados de septiembre de 2001 cortaron ese proyecto de raíz.

Se calcula que en EEUU viven entre 8 y 12 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría procedentes de México.

El programa temporal beneficiará a los trabajadores extranjeros y los millones de indocumentados que trabajan «sin papeles» en EEUU siempre y cuando no haya trabajadores estadounidenses disponibles para esas labores.

Entre otros requisitos, los trabajadores tendrán que pagar una cuota de inscripción, que aún no ha sido precisada, y tendrán que demostrar que tienen un empleo estable y que sus empleadores deben responder por ellos.

El presidente precisó que mientras disfruten de este permiso de trabajo temporal, estos extranjeros podrán tener consigo a su cónyuge y a sus hijos.

El presidente pronunció un emotivo discurso arrancado de las páginas de su mejor pronunciamiento de lo que él gusta llamar el «conservadurismo compasivo», el eslogan bajo el que hizo campaña en las presidenciales de 2000.

«Nuestro país siempre está abierto para los que trabajan duro y buscan una mejor vida», dijo el presidente.

Bush también resaltó la necesidad de poner en marcha una reforma a fondo de la política migratoria estadounidense, para lo cual pidió que el Congreso estudie cinco líneas maestras.

Entre esas directrices figuran: control de las fronteras, respuestas congruentes a las demandas del mercado laboral, «compasión» hacia los indocumentados y protecciones laborales para quienes entren en la legalidad.

Además, Bush pidió que se busquen incentivos para que los trabajadores regresen a sus países, entre los que podría haber ciertos tipos de cuentas de ahorros y acuerdos recíprocos para que éstos reciban beneficios de pensiones por el tiempo que trabajaron en EEUU.

Estas propuestas son el mayor cambio en la política migratoria de EEUU en dos décadas, y su presentación se produce a poco más de 10 meses de las elecciones presidenciales de noviembre, para las que Bush quiere aumentar su aceptación entre el creciente voto hispano.

Además, se producen cinco días antes de que Bush viaje a México para la Cumbre especial de las Américas, donde se reunirá con el presidente mexicano Vicente Fox, que ha urgido reiteradamente a Washington por una regularización de los indocumentados.

A la ceremonia de la Casa Blanca fueron invitadas varias organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes y los ciudadanos de origen latino.

Bush se ha opuesto reiteradamente a una amnistía general de los indocumentados, como la que aprobó Ronald Reagan en 1986 y que benefició a 2,9 millones de personas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas