BusH: Sistema de pensiones se encamina a bancarrota

BusH: Sistema de pensiones se encamina a bancarrota

WASHINGTON (EFE).- El sistema de pensiones de EEUU se «encamina a la bancarrota», según el presidente George W. Bush, quien ha prometido una profunda reforma de la Seguridad Social y afronta por ello una dura batalla con los demócratas. En su alocución semanal por radio, Bush abundó en lo que ya ha anunciado que será una de sus grandes propuestas políticas en su segundo mandato, la reforma de la Seguridad Social, de la que asegura que de continuar así no podrá pagar el retiro a las nuevas generaciones.

   El presidente propone la puesta en marcha de un plan para que los trabajadores más jóvenes puedan desviar parte de lo que cotizan a cuentas de inversión privadas, que serán las que rindan la mayor parte del dinero para su jubilación.

   Cada año que pasa sin hacer nada encarece en 600.000 millones de dólares la puesta en marcha de una solución, según la Casa Blanca, a la que la oposición demócrata acusa de exagerar el problema.

   Bush aseguró hoy que «si no actuamos ahora, el Gobierno acabará con dos opciones: o reducir de manera drástica las prestaciones (de la Seguridad Social) o imponer un aumento impositivo tremendo y económicamente ruinoso».

   «Legar a nuestros hijos un problema así sería una traición generacional», afirmó el presidente.

   En tan sólo trece años, explicó, si no se acomete una reforma el sistema empezará a desembolsar más dinero para cubrir las prestaciones que el que reciba en impuestos.

   «La diferencia irá creciendo cada vez más, hasta 2042, cuando todo el sistema quede en bancarrota», en un agujero que se calcula en torno a los 10,4 billones de dólares.

   La razón es que aumenta la población de la tercera edad y, debido al descenso del índice de natalidad, cada vez es menor la proporción de trabajadores en activo por cada jubilado.

   Según recordó el presidente, esa cifra «es casi el doble del total de los salarios de los trabajadores estadounidenses en 2004».

   A principios de esta semana, el presidente indicó públicamente que quiere que el Congreso apruebe para antes de finales de mayo una serie de reformas en el sistema, aunque no ofreció detalles acerca de qué medidas exactamente quiere proponer o cómo piensa financiarlas.

   En la actualidad, un trabajador estadounidense destina el 6,2 por ciento de su salario bruto a cotizar a la Seguridad Social.

   Funcionarios del Gobierno han apuntado que una de las posibilidades que se contemplan es permitir que el ciudadano pueda destinar hasta dos tercios de ese dinero a cuentas de inversión, con un posible límite anual de 1.000 a 1.300 dólares.

   La oposición demócrata ha denunciado que la puesta en marcha de este modelo podría costar al fisco hasta dos billones de dólares en la primera década del programa.

   En la réplica demócrata a la alocución presidencial, la senadora Debbie Stabenow indicó que su partido está a la espera de recibir una propuesta detallada de los planes de Bush pero alertó de que un memorándum de la Casa Blanca apunta que las prestaciones para los trabajadores futuros podrían verse recortadas en un 45 por ciento.

   «Esos recortes se aplicarían a todos los jubilados, incluso los que opten por no invertir en cuentas privadas», aseguró.

   Aunque reconoció que la existencia de problemas en el modelo actual, consideró que la inversión en cuentas privadas no es la solución idónea.

   «La política de pensiones de EEUU nunca se concibió para ser un plan de pensiones privatizado o una inversión de alto riesgo. Se concibió para ser la base de la seguridad de su jubilación», declaró la senadora.

   Más bien, explicó, el Congreso debería promover la idea del ahorro entre los ciudadanos -el estadounidense medio goza de los niveles más bajos de ahorro entre los países desarrollados-: «Demasiado pocos estadounidenses están guardando dinero para el futuro y tenemos que atajar eso».

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