Bush trata romper cerco Irak y 11-S

Bush trata romper cerco Irak y 11-S

WASHINGTON (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, ofreció ayer su primera rueda de prensa formal en cuatro meses, cuando la situación en Irak atraviesa su momento más grave desde que, hace casi un año, EEUU dio formalmente por terminada la campaña militar.

Sin duda, Irak y la respuesta del Gobierno de EEUU a la amenaza que representaba la red terrorista Al Qaida antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 protagonizarán la rueda de prensa, que comenzará a las 20.30 horas (00.30 GMT del miércoles) y ha generado una gran expectación.

También se espera que dé más detalles sobre la posibilidad de reestructurar los servicios secretos estadounidenses, que mencionó durante una comparecencia el lunes en su rancho en Crawford (Texas) junto al presidente egipcio, Hosni Mubarak.

La rueda de prensa, en la East Room de la Casa Blanca, es la primera en lo que va de año para un presidente que prefiere evitar este tipo de comparecencias formales ante los medios, y es tan sólo la tercera que Bush celebra en esa sala -que se usa normalmente para recepciones formales- desde el comienzo de su mandato.

Con esta intervención, a la hora de mayor audiencia televisiva, Bush cambia su estrategia de la semana pasada, cuando se mantuvo en un segundo plano en su rancho tejano, lejos de la lluvia de críticas a las medidas de su gobierno para sofocar el levantamiento en Irak.

En su comparecencia junto a Mubarak, Bush insistió en que «la situación en Irak ha mejorado» y la rebelión en varias ciudades está protagonizada «por unos pocos, suficientes para causar daño pero pocos en relación con el resto de la gente».

Pero la insurrección chií en el sur de Irak ha costado la vida a más de 70 soldados de la coalición en lo que va de mes y ha complicado la vida a las tropas estadounidenses hasta el punto de que el jefe del Mando Central, el general John Abizaid, ha pedido el envío de 10.000 efectivos -dos brigadas- de refuerzo.

La evidencia de que la situación y las críticas están afectando a la popularidad de Bush a tan sólo siete meses de las elecciones le han llevado a tomar la iniciativa.

Una encuesta que la revista «Newsweek» publicada el sábado indicaba que seis de cada diez estadounidenses cree que el Gobierno subestimó la amenaza terrorista antes del 11-S y tan sólo el 44 por ciento aprueba la gestión presidencial en el tema de Irak.

En otro sondeo que publicaba el domingo la revista «Time», el 45 por ciento de los ciudadanos considera que los últimos episodios de violencia en Irak representan un levantamiento serio que tendrá consecuencias a largo plazo en el país árabe, mientras que otro 17 por ciento teme que sea el inicio de una guerra renovada.

En su intervención de esta noche, Bush tratará también de responder a las críticas generadas acerca de la actitud de su Gobierno con respecto a la amenaza que representaba Al Qaida antes de los atentados del 11-S.

La comisión que investiga los atentados se ha mostrado muy crítica hoy contra el FBI, al que ha acusado de no reaccionar a los indicios sobre los preparativos de los atentados por una mentalidad de resistencia al cambio, por barreras legales y falta de fondos.

En su comparecencia junto a Mubarak, Bush indicó que estudia la posibilidad de reorganizar los servicios secretos del país.

«Ahora puede ser el momento de reformar y darle un aire nuevo a nuestros servicios de inteligencia», indicó Bush.

Este fin de semana la Casa Blanca accedió a desclasificar un memorándum con fecha del 6 de agosto de 2001, un mes antes de los atentados, en el que la CIA avisaba de la presencia de activistas de Al Qaida en EEUU con intenciones terroristas.

El memorándum parece respaldar las denuncias formuladas por el ex consejero de la Casa Blanca contra el terrorismo, Richard Clarke, quien en sus declaraciones ante la comisión que investiga los atentados denunció que el Gobierno subestimó la amenaza de Al Qaida.

Pero en sus declaraciones sobre el asunto, el presidente ha tratado de restar importancia al asunto y aseguró que el documento no contenía una alerta específica.

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