Bush y Calderón analizan migración y
seguridad en reunión en el este de México

Bush y Calderón analizan migración y <BR>seguridad en reunión en el este de México

MERIDA, México, 13 Mar 2007 (AFP) – El combate al narcotráfico, la seguridad y la inmigración ilegal centran este martes la reunión entre los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y de México, Felipe Calderón, en la ciudad mexicana de Mérida (este), último punto de una gira latinoamericana del mandatario estadounidense.
  

En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, los mandatarios tienen como escenario de su encuentro la Hacienda Temozón, a unos 45 klm de Mérida, en el estado de Yucatán, de donde partirán por la tarde, junto con sus esposas, a las ruinas mayas de Uxmal.
  

Los dos presidentes son custodiados desde la noche del lunes por cerca de 3.000 elementos de la Policía Federal Preventiva y del Servicio Secreto estadounidense, lo que ha trastocado las tranquilas costumbres de los casi 700.000 habitantes de la localidad, a quienes se les ha restringido el paso en unas 40 manzanas de la zona que circunda los hoteles donde se hospedan los mandatarios.
  

Tras visitar Brasil, Uruguay, Colombia y Guatemala, Bush -que permanecerá en México hasta el miércoles- quiere enfatizar con su homólogo «los acuerdos y la cooperación bilateral en materia de seguridad», dijo a la AFP un portavoz de la Cancillería mexicana.
  

En contraste, a pesar de la identificación ideológica entre ambos presidentes, el conservador Felipe Calderón desea un mayor compromiso de Estados Unidos en la lucha antidrogas, considerando «el consumo enorme» de estupefacientes que padece ese país.
  

«Estados Unidos es responsable de algunos de los problemas más graves que tiene México, entre otros el narcotráfico, por el consumo enorme y creciente que tiene de drogas y que hace de nuestro territorio lugar de paso o tráfico de drogas», dijo Calderón a la prensa estadounidense.
  

Según el informe anual de la Junta internacional de fiscalización de estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas, «narcotraficantes y grupos delictivos mexicanos controlan la mayor parte del tráfico organizado de drogas en grandes cantidades en los Estados Unidos, especialmente el de cocaína, cannabis, metanfetamina y heroína fabricados ilícitamente en México».
  

De hecho, los carteles de la droga mexicanos han extendido «su dominio a zonas que antes eran controladas por grupos colombianos, dominicanos y de otras nacionalidades», dijo esa entidad en marzo pasado.
  

Otro tema de interés para George W. Bush es la seguridad fronteriza, área en la que los dos países cuentan con memorándums de entendimiento desde 1999.
  

La cooperación en contra de la violencia e inseguridad en ambos lados de la frontera y el combate al tráfico de personas son las prioridades estadounidenses, en tanto que para México el enfoque está en las casi 500.000 personas que cada año cruzan ilegalmente al vecino país.
  

Al respecto, la presidencia mexicana no ha descartado la posibilidad de un acuerdo migratorio, aunque este depende de un debate «despolitizado» en el Congreso de Estados Unidos, apuntó el mes pasado Arturo Sarukhán, embajador de México en Washington.
  

A su vez, mientras los presidente de México y Estados Unidos permanecen en la Hacienda Temozón, sus esposas, Laura Bush y Margarita Zavala, recibirán en otra hacienda a niños con síndrome de Down que son apoyados por el gobierno de Yucatán y a mujeres que elaboran artesanías.
  

Por la noche de este martes, Calderón ofrecerá una cena a los Bush en la Hacienda Xcanatun, una antigua propiedad edificada en el siglo XVIII que se convirtió desde 1994 en un lujoso hotel, ubicado a unos 15 km del centro de Mérida.
  

A diferencia de las manifestaciones masivas con las que se recibió a Bush en Brasil, Uruguay y Colombia, en Mérida y en otras ciudades de México se registraron protestas minoritarias contra la visita del mandatario estadounidense.

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