Bush y Rumsfeld pujan por su guerra

Bush y Rumsfeld pujan por su guerra

WASHINGTON (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, y el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, hicieron ayer un parón en sus vacaciones para contrarrestar las críticas a la guerra en Irak y defender la única estrategia viable para ellos: seguir hasta ganar.

   «Seguiremos a la caza. Tenemos la obligación y el deber de proteger este país… y una forma de hacerlo es mantener la ofensiva contra los terroristas», declaró Bush a la prensa en Idaho, donde hoy pasa una jornada de descanso en un centro turístico.

   El presidente subrayó la enorme importancia del proceso de elaboración de la futura Constitución iraquí, en la que «el pueblo está trabajando duro para alcanzar un consenso», y precisó que es un proceso que requiere trabajo y tiempo.

   «El hecho de que Irak vaya a tener una Constitución democrática que respete los derechos de las mujeres y de las minorías va a ser un importante cambio en el conjunto de Oriente Medio», añadió.

   Menos optimista, el secretario de Defensa alertó de que la nueva Carta Magna no va a ser una especie de panacea que ponga fin a la violencia ni solucione los problemas que hay en Irak.    Sí será, según Rumsfeld, un paso más «en la cimentación de una nueva forma de vida para los iraquíes, regulada por urnas en lugar de por escuadrones de la muerte».

   El responsable del Pentágono restó importancia a las dificultades de las distintas comunidades iraquíes para lograr un acuerdo completo sobre el texto constitucional, argumentando que «nadie describió nunca a la democracia como rápida, efectiva o perfecta».

   Tanto él como el presidente descartaron la posibilidad de que las objeciones que mantienen los suníes para dar su visto bueno a la Carta Magna puedan acarrear una guerra civil en el país árabe.

   Según Bush, «los suníes tienen que elegir: *quieren vivir en una sociedad libre o quieren vivir en violencia? y sospecho que la mayoría de las madres, independientemente de su religión, elegirán una sociedad libre para que sus hijos crezcan en un mundo en paz».

   Rumsfeld también restó importancia a la idea de que pueda haber una guerra civil, que «no se ha producido todavía y no está ocurriendo ahora».

   «Es algo ante lo que hay que estar atento», aunque insistió en que «no he visto nada que indique que el riesgo es mayor hoy que ayer o el día anterior».

   Lo que sí rechazó de plano es el argumento de quienes, como el senador republicano Chuck Hagel, denuncian que EEUU se está empantanando en Irak y que el conflicto iraquí está empezando a parecerse al de Vietnam.

   «Las diferencias son tan notables que llevaría mucho tiempo enumerarlas», dijo en alusión a las declaraciones del senador.

   El jefe del Pentágono tampoco dio crédito a las encuestas que apuntan a que son cada vez más los estadounidenses que no aprueban la política del Gobierno respecto a Irak y que comienzan a plantearse la conveniencia de una retirada, una posibilidad que para Rumsfeld sería como «volver a la oscuridad».

   Es la opción que defienden grupos pacifistas como el que lidera Cindy Sheehan, la madre de un soldado muerto en Irak que montó un campamento ante el rancho de Bush en Crawford (Texas) y que exige al presidente que la reciba y escuche sus argumentos.

   Bush dio a entender hoy que no la recibirá, pero reiteró que entiende su enfado, su posición y que tiene todo el derecho a protestar.

   También dejó muy claro que no está de acuerdo con ella, que «no representa la opinión de la mayoría de las familias» que han perdido a algún ser querido en Irak, y que la retirada de tropas «sería un error» porque «debilitaría a EEUU».

   Rumsfeld explicó hoy que su mensaje a las familias de los 1.872 soldados estadounidenses caídos en este conflicto se concreta en que sus hijos e hijas contribuyeron a la liberación de miles de iraquíes de las manos de «asesinos en serie, decapitadores y terroristas que tienen como objetivo extender la muerte y la destrucción».

   Además, su esfuerzo no está siendo en vano, ya que aseguró que los terroristas están empezando a preocuparse por la pérdida de apoyo entre el pueblo iraquí. 

   Es más, dijo, está creciendo la «furia» contra ellos.

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