WASHINGTON,  (AFP) – El presidente estadounidense George W. Bush afirmó ayer que la paz en Medio Oriente «es posible», y ofreció al mandatario palestino Mahmud Abas y al primer ministro israelí Ehud Olmert el apoyo de su país para alcanzarla, durante un simbólico acto en la Casa Blanca.

 «No estaría acá si no creyera que la paz es posible, y ellos no estarían acá si no pensaran que la paz es posible», dijo Bush, flanqueado por sus dos invitados tras reunirse con ellos por separado en la Casa Blanca.

 Lo conversado en estas dos reuniones no fue informado por la Casa Blanca, excepto que Abas planteó el espinoso tema del movimiento palestino Hamas.

 Los dos líderes de Medio Oriente, con auspicio de Bush, dieron así inicio formal a las conversaciones de paz a través de las que pretenden llegar a un acuerdo.  El simbólico evento recuerda al histórico apretón de manos en 1993 entre el presidente estadounidense Bill Clinton y los líderes Yitzhak Rabin (Israel) y Yasser Arafat (palestinos).

 Para evitar comparaciones, esta vez no hubo apretón de manos. Por otra parte, ni Olmert ni Abas hablaron, y el acto -en el jardín de las rosas- duró unos pocos minutos.

 «Es muy importante para la comunidad internacional apoyar a estos dos líderes durante las negociaciones bilaterales que tendrán lugar. Y una cosa que he asegurado a los dos caballeros es que Estados Unidos estará activamente comprometido en el proceso», prometió Bush.

 «Usaremos nuestro poder para ayudarles mientras ustedes llegan a las necesarias decisiones para sentar el estado palestino que vivirá en paz lado a lado con Israel», dijo.

 Se trató de la tercera vez en tres días que Bush se encontraba con Abas y Olmert, tras las reuniones lunes y martes en el marco de la conferencia para la paz en Medio Oriente que organizó en Annapolis.

 Israelíes y palestinos se comprometieron el martes en Estados Unidos a reanudar las conversaciones congeladas desde hace siete años y llegar a un acuerdo de paz antes de enero de 2009, cuando expira el mandato de Bush.

 La conferencia fue exitosa, y si bien el martes «fue un día importante» y un «esperanzador» comienzo, «no es tan importante como el mañana y los días venideros», afirmó Bush.

 Pero ahora israelíes y palestinos se enfrentan a sus diferencias fundamentales, que hasta el momento no han logrado resolver y que la declaración de Annapolis, arrancada ‘in extremis’, evitó mencionar: temas como las fronteras de un futuro Estado palestino, el estatuto de Jerusalén, la suerte de las colonias y el regreso de los refugiados palestinos.