Bypass aorto-coronario, tratamiento a enfermedades de las arterias coronarias

Bypass aorto-coronario, tratamiento a enfermedades de las arterias coronarias

Nijshme Mascaró

Médico de cirugía cardiovascular y tórax HGPS

Las enfermedades cardiovasculares se establecen como primera causa de muerte en adultos a nivel mundial. Como enfermedad cardiovascular se denomina cualquier trastorno al corazón o sus vasos sanguíneos, entre ellos se encuentra la cardiopatía coronaria (infartos), las enfermedades cerebrovasculares (ACV), la hipertensión arterial, vasculopatías periféricas (insuficiencia venosa, arteriopatías, aneurismas aórticos, varices, flebitis, etc.), cardiopatías congénitas y la insuficiencia cardíaca.

La presentación de una enfermedad cardiovascular, se centra en el desarrollo de la aterosclerosis en el sistema arterial del cuerpo, pero principalmente en las arterias coronarias del corazón, ocasionando lo conocido como enfermedad isquémica coronaria o enfermedad de las arterias coronarias (EAC), que no es más que un estrechamiento y endurecimiento provocado por placas de colesterol que se acumulan en dichas arterias.

Como consecuencia, el músculo cardíaco no puede recibir la sangre o el oxígeno que necesita, lo cual puede conducir a síntomas como dolor en el pecho (angina) o infartos.

Causas de la EAC. Diversas son las causas del desarrollo de esta patología. A través de los años se ha podido confirmar que la principal desencadenante de esta enfermedad es una agresión mantenida de los factores de riesgo cardiovascular.

Existen dos tipos de factores de riesgo: los modificables, que pueden ser corregidos, controlados o eliminados cuando se realiza un cambio en el estilo de vida; y los no modificables, los cuales son propios de la persona, por lo que no es posible revertirlos.

Factores de riesgo cardiovasculares modificables:

– Alteración de lípidos sanguíneos (niveles aumentados de colesterol malo (LDL) o de triglicéridos o presentación de niveles bajos de colesterol bueno (HDL)

– Hipertensión arterial

– Diabetes

– Consumo de tabaco (fumadores tienen un riesgo 2-4 veces mayor que los no fumadores de presentar una EAC)

– Sedentarismo (falta de actividad física)

– Sobrepeso

Factores de riesgo cardiovasculares no modificables:

– Género (teniendo los hombres mayor riesgo hasta los 65-70 años de edad)

– Edad (a medida que esta aumenta, el riesgo de padecer una EAC incrementa. En cuanto a mujeres, el riesgo es bajo hasta después que llegan a la menopausia, a partir de ese momento crece rápidamente.)

– Antecedentes familiares y factores genéticos.

Síntomas de la EAC. La EAC puede mostrar sus síntomas en un largo plazo, ya que como fue mencionado anteriormente, el descuido de los factores de riesgo que predisponen a padecer enfermedad cardiovascular desde una temprana edad, progresan hasta formar bloqueos en las arterias. En algunas personas estos síntomas pueden aparecer por primera vez entre los 30-40 años, mientras que otros no presentan síntomas hasta después de los 50-60 años. A medida que aumenta el grado de obstrucción y el flujo va reduciendo en el corazón, comienzan a aparecer síntomas como:

– Dolor torácico

– Disnea (dificultad para respirar) y

– Fatiga extrema al hacer ejercicios

Prevención de la EAC. Algunos ejemplos preventivos que se pueden valorar para modificar los factores de riesgo cardiovasculares son los siguientes:

• Evitar el tabaquismo

• Controlar su presión arterial

• Controlar los niveles de glicemia (azúcar)

• Controlar el peso

• Ejercitarse de manera regular

• Llevar una dieta sana.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

 

Como base para el diagnóstico, se deben de tener todos los antecedentes médicos y familiares del paciente, sus factores de riesgo, un examen físico completo y los resultados de la exploración física en conjunto de ciertas pruebas y procedimientos.
Es importante destacar que ninguna prueba por sí sola puede usarse para diagnosticar la enfermedad coronaria, por consiguiente, es de gran importancia, para confirmar el diagnóstico, realizar estudios complementarios cuando se sospecha esta enfermedad.
• Pruebas de sangre (importantes para determinar el nivel de colesterol y glicemia (azúcar) en sangre.
• Radiografía de tórax (esta puede revelar signos de insuficiencia cardiaca)
• Prueba de esfuerzo (en esta se mide la actividad eléctrica del corazón en actividad, donde si muestra un funcionamiento pobre, se puede traducir a posible falta de oxígeno “isquemia” en el mismo.)
• Ecocardiograma (examen que emplea ultrasonido para crear imagen en movimiento del corazón)
• Angiografía coronaria
• Cateterismo cardíaco (procedimiento utilizado también como tratamiento).
Tratamiento. Una vez diagnosticada la enfermedad coronaria en un paciente que presente síntomas tales como angina de pecho, se indica el uso de aspirina o antiplaquetarios, ya que esto disminuye las probabilidades de que se formen coágulos sanguíneos en lugares donde ya se presenten obstrucciones.
Existen otros medicamentos, como la nitroglicerina, beta bloqueantes o bloqueadores de canales de calcio que también se encuentran indicados en esta situación.
Como los medicamentos no pueden despejar las arterias obstruidas, sino más bien mejorar el flujo, una arteria coronaria que se encuentre estrecha de una manera significativa podría necesitar tratamiento adicional para evitar mayores riesgos al corazón. En este caso, los tratamientos complementarios son la intervención coronaria percutánea (ICP) y de una manera más invasiva el bypass aorto-coronario.
La ICP consiste en la utilización de un catéter que lleva un pequeño balón en la punta, el cual se infla en el lugar que se encuentre la obstrucción, comprimiendo la placa a la pared arterial. Esta técnica se complementa con la aplicación de un “stent”.
El stent es una malla metálica que se coloca en la zona obstruida junto al globo para que se fije, luego se desinfla el globo para retirarlo, y lo que permanece en la arteria es el “stent”.

Bypass aorto-coronario
La combinación de ambos tratamientos (medicamentos + intervención percutánea), ha demostrado eficacia en pacientes cuidadosamente seleccionados, pero la efectividad del tratamiento dependerá del grado de obstrucción.
El bypass aorto coronario se encuentra indicado en caso de que ante cualquiera de estos tratamientos la obstrucción no ceda.
Desde sus inicios, la cirugía de revascularización coronaria se conoció como uno de los mayores logros quirúrgicos del siglo XX, teniendo un alto nivel de éxito.
La revascularización coronaria o bypass aorto coronario, procedimiento que se realiza de manera rutinaria en el Hospital General de la Plaza de la Salud con una alta tasa de éxito, consiste en realizar una nueva ruta llamada derivación o puente para que la sangre y el oxígeno lleguen al corazón de una manera eficaz.
Este procedimiento se encarga de restaurar el flujo de sangre al músculo del corazón, tras desviar ese flujo alrededor de una sección de una arteria bloqueada del mismo, mediante la utilización de un vaso sanguíneo (injerto) sano tomado de la pierna, brazo o el pecho, el cual se conectará a las arterias del corazón para que la sangre se desvíe alrededor del área que se encuentre bloqueada y por consiguiente restablecer o mejorar el flujo sanguíneo en el corazón.

En la actualidad esta intervención se puede realizar de dos formas:

1. Circulación extracorpórea, (la más utilizada) consiste en derivar la sangre del paciente, oxigenarla e infundirla nuevamente al mismo paciente, mientras el corazón se encuentra detenido para que el cirujano realice el “bypass”. De esta manera, la máquina sustituye la función cardiopulmonar, permitiendo la realización de los injertos en un campo estable.
2. Cirugía sin bomba, consiste en colocar los injertos con el corazón latiendo mediante unos dispositivos que lo estabilicen.

 

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