Caamaño: abril y Caracoles (2 de 2)

Caamaño: abril y Caracoles (2 de 2)

NARCISO ISA CONDE
Meses antes de la ida de Caamaño a Cuba sí hubo un acuerdo preliminar entre Bosch, los militares constitucionalistas (incluido Caamaño), el PCD y el 14 de Junio, sobre otro tipo de plan, el cual se disolvió en los hechos precisamente por el impacto que tenía en una parte del movimiento la concepción foquista-querrillera y otros factores contrario al plan inicial.

Debe tenerse en cuenta, además, que la llamada Operación Estrella (paso de Caamaño a Cuba) fue previamente infiltrada por la CIA. Un diplomático cubano, que participó en ese esfuerzo, fue reclutado por la CIA y le brindó informaciones a esa agencia estadounidense.

Por esa vía se pudieron tejer muchas intrigas y sembrar mucha cizaña para dividir los líderes militares y civiles del movimiento y crear distanciamiento entre los organizaciones que intentaban retomar el camino de la unidad.

Por eso pienso que hay que ser cuidadoso al examinar esos hechos, lo que no niega el derecho a disentir de la reincorporación de Montes Arache y Lachapelle, a las Fuerzas Armadas durante el segundo mandato de Balaguer, primero en forma discreta, luego más abierta en el caso de Montes Arache, a raíz del desembarco de Caracoles; pero nunca vinculada a crímenes y abusos. (Entre la idea de Caamaño a Cuba y el desembarco de Caracoles transcurrieron siete años accidentados).

Creo además que la diversidad de autores, las diferencias políticas a raíz del período de posguerra fue una realidad no necesariamente vinculada a la traición; aunque hubo giros políticos muy cuestionables desde una óptica revolucionaria.

Caamaño era muy diferente a Montes Arache y evolucionó en forma distinta desde el punto de vista ideológico y político. Sobre él gravitó con fuerza ese período, y posteriormente, las ideas predominantes entonces en Cuba.

Lachapelle también era distinto a los dos y sigue siendo muy diferente a Montes Arache. Ninguno de los dos consideró apropiada la lucha guerrillera tal y como la asumió el grupo de Caamaño en Cuba. Además, por diversas razones, incluyendo un pésimo manejo de las relaciones bilaterales, una parte importante de los actores de abril no pudieron llegar a un acuerdo ni a comprometerse con ese proyecto.

Abril de 1965 y Playa Caracoles no pueden meterse en el mismo saco ni juzgarse de la misma manera. No todo el que tuvo diferencia, o el que finalmente no se articuló a la expedición de Playa Caracoles, debe ser condenado por eso.

No todos los protagonistas de la revolución de abril hemos actuado igual en los cuarenta años posteriores.

Hay militares constitucionalistas con una trayectoria política y moral consecuente con los ideales de abril. Otros no.

Hay dirigentes de izquierda que se pasaron a la derecha. Otros no.

Hay integrantes del grupo que se enfrentó con Caamaño en Cuba que rompió con el proyecto e incluso algunos desertaron hacia las filas del enemigo.

Bosch hizo mal no admitiendo la presencia de Caamaño en las montañas de Ocoa, a raíz de haber sido informado del desembarco después de consumado.

Ciertamente, él no estaba en ese plan, ni conoció previamente de ellos, pero cometió el error de no abordarlo con apego a la verdad y con gestas solidarias, como lo hizo el señor Peña Gómez.

De ninguno de ellos debe hablarse de traición porque ese proyecto no fue compartido con ellas y ellos no lo aprobaron. Así pasó con muchos otros protagonistas de abril de 1965.

Bosch y Peña Gómez fueron líderes políticos destacados de la gesta de abril, que objetivamente se enfrentaron a la intervención militar estadounidense. Ambos demostraron firmeza frente a ese hecho, mientras los colaboradores de la CIA se sumaban a ese atropello a la soberanía.

Lo acontecido en la Fundación Global, lo dicho por el señor Chester, debe inscribirse dentro del plan estadounidense y de sus agencias para enturbiar la memoria de abril. A eso no debe hacérsele el juego.

Eso no sirve a la mejor causa. Cada cosa en su lugar, cada diferencia en su contexto y en su real dimensión.

El heroísmo de Montes Arache y Lachapelle, o de Fernández Domínguez, o de Lora Fernández o de García Germán y Sención Silverio… no se refiere a Playa Caracoles sino a abril.

Montes Arache cometió recientemente un grave error al descalificar a Francis Caamaño como presidente de la República en armas. Esa culpa es más concreta, que las intrigas de la CIA previa a la expedición de Caracoles… Siempre he sido cuidadoso y he tratado con mucho respeto a los héroes de abril, pero esa vez no pude contenerme de decirle a Montes lo que pienso había que decirle.

El heroísmo de Caamaño se refiere a los dos hechos abril y Caracoles, uno con las dimensiones de gesta popular y patriótica, el otro con otra dimensión política y un extraordinario valor moral (aunque sea controversial su pertinencia en las condiciones del país, en cuanto al método empleado y a la precariedad del proyecto sensiblemente desgastado).

Lo acontecido después de abril debe juzgarse como tal. Cada quien, sin necesidad de hacerle acusación alguna basada en informaciones capciosas de la CIA, carga con sus errores y aciertos, con sus culpas y virtudes. El pueblo sabe demasiado como para que haya que manipularlo.

Es importante cuando se valora a un acontecimiento como el que recientemente cumplió 40 años, evitar que los hijos (as) de esa gesta devoren a sus hermanos, o evitar que se devoren entre sí mientras el enemigo aplaude. Cada debate tiene su escenario apropiado.

La clase dominante y el imperio están interesados en enturbiar su memoria y la de Francis. No nos prestemos a ese juego sucio.

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