Cabalgando en Casa de Tostado este mes

Cabalgando en Casa de Tostado este mes

“En este mundo de temporalidad. Sé temporal. Pasa con lo que pasa. Olvida todo, da todo”. Buda

¡Cuánta carne de Cristo sacrificada en su nombre! Los amadores de las palabras padeciendo encantamientos perpetuos, se protegen con adargas, escudos de cueros, y en las manos sutiles espadas romanas cuales si fuesen lanzas cuyas puntas están untadas en el tintero, a gratificar con su canto nostálgicos unos, y otros lisonjeros, al Quijote, perdón a Pacheco, que morirá según él mismo anticipa: “De un cruce de sazón” como “la última especie”, por sus gustos culinarios y porque vive embriago en la subsistencia.

Cuantas ideas brillantes de tales críticos, los pocos, y que abundancia de términos de los muchos, que sin conocer las obras paridas de luces, la brillantez de los colores y el ingenio creador de este paladín artista visual, andante caballero: De mentiras piadosas, ofensas impropias, incumplimientos voluntarios, y visiones de monstruos, que tantas veces provienen de sus egoístas compañeros.

Aprovechando el tiempo o el destiempo, dibujando y desdibujando, los cuatro siglos del  Hidalgo Caballero, creado por “El Príncipe de los Ingenios”, Don Miguel Cervantes Saavedra, el mismo que peleó en La Batalla de Lepanto, Golfo formado por el mar Jónico entre la Morea y la Grecia continental.

Célebre por la victoria naval que obtuvo Don Juan de Austria en 1571 sobre los turcos, con filosa espada bañada de sol y sal, perdiendo en ella su mano izquierda, y ganando como gloria primera el sobrenombre de El Manco de Lepanto; para desde la cárcel africana salir con la gloria de las glorias produciendo con parto de dolor su Ingenioso Caballero Don Quijote de La Mancha; así también, pululan ahora estos críticos plásticos que hacen más bien que mal: “Sancho, los perros nos ladran, es pues verdad que nos están tomando en cuenta”, a este espadachín de la espátula traslúcida, de limpieza de color más que el mismo color y figuraciones de soñadores hasta el éxtasis de Alghiere.

Se cae del cielo una aturdida cayena: Es de Pacheco.

La providencia divina envía una flor ave del paraíso: Es de Pacheco.

Con las yemas de los dedos, toca la luna con sus manos: Es de Pacheco.

El sol se esconde entre los matorrales del río: Es de Pacheco.

Los payasos hacen gula de alegría: Son de Pacheco.

De la transparencia como cristal, salen del río mariposas amarillas: Son de Pacheco.

Un príncipe negro corta con su rojo la vida: Es de Pacheco.

Pamelas sin rostros con sonrisas sensuales: Son de Pacheco.

Marchantas montadas, en burros de nalgas, pregonando con su canto la venta: Son de Pacheco.

Un conjunto de palos y atabales de Rafael Almánzar tocando: “San Miguel, San Miguel”: Es de Pacheco.

Por el ojo de la playa se divisa el cielo y el mar, que en la distancia se ven igual que azules: Es de Pacheco.

Una rubia con ojos de  agua persigue con orden de prisión al artista: Es de Pacheco.

Cuatro cuadros quijotéanos caen en manos de empeño en el avaro del arte: Son de Pacheco.

Falta el azul titanio para agradar el cielo pintado de verde vejiga: Es de Pacheco.

Sombrillas de pasteles colores bandera, en forma de cóncava o convexa, como “El concierto en el huevo” de Jerónimo Aeken Bosch, El Bosco: Son de Pacheco.

Palmeras erectas sin savia de ginseng, más altas que las del “Partido Dominicano”: Son de Pacheco.

Un colibrí picotea con su pico metálico dorado e intención de salvar la blanca azucena que va río abajo: Es de Pacheco.

Rocinante blanco como si fuese todo de algodón, volando por bosques perdidos, porque “Los caballos eran ágiles/Los caballos eran fuertes”: Es de Pacheco.

Un paisaje florido de amapolas paridas: Es de Pacheco.

Flamboyanes repletos en un merengue de vainas secas cantarinas: Son de Pacheco.

Viejos campesinos con sombreros de hojas de plátanos y cachimbo de andullo: Son de Pacheco.

Un pedo perfumado se le zafa a Don Quijote, y Sancho Panza lo siente… El artista capta el momento en el lienzo: Es de Pacheco.

El Presidente, por mandato divino, descubre con sus ojos ejecutivos al artista: ¡Ese es Pacheco!

En síntesis

A propósito de una exposición

“Imitando a Pacheco nos hacemos quijotes”, sostiene el autor que es economista, politólogo e investigador artístico. Es un trabajo dedicado al artista visual Claudio Pacheco y a su exposición “Solidaridad…Sancho” que se presenta en el Museo de la Familia Dominicana en Casa de Tostado.

El artista visual creando sus Quijotes Caribeños, alguien le pregunta: ¿Artista que pinta?, él inmutable contesta: ¡Dos millones de pesos!

“Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro”.

¡Coño, déjennos vivir!

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