En el momento de pensar en la cama ideal, comodidad es la primera palabra, inmediatamente el colchón parece ser el protagonista de la selección. Claro está, que descansar cómodamente es una prioridad invaluable, pero a la vez la cama, que es la reina de nuestro lugar de refugio nos debe ayudar a crear esa atmósfera íntima y de armonía.

Diferenciar la pared de la cabecera de la cama es la tarea principal, los respaldos se han tomado el primer lugar convirtiéndose en el punto focal de los dormitorios. Ofrecen gran variedad en lo que a estilo se refieren y con solo cambiarlos ya hemos reformado todo el aspecto de la habitación.

En cuestión de dimensiones y espacio, debemos tomar las medidas de la pared donde irá colocada la cama y verificar el alto y el ancho, igualmente revisar si tenemos ventanas o algún otro elemento que interfiera con la colocación del respaldo, así como saber si vamos a disponer de mesitas de noche para dejarle su lugar.

La variedad es casi tan amplia como lo pudiéramos imaginar. Los hay altos y bajos, de tela o de la misma madera o metal del resto la cama. No necesariamente van a juego con la parte final de la cama e inclusive se podría pintar un respaldo en la pared si no contamos con uno. Tampoco es necesario que vayan a la par con las dimensiones de la cama, puede sobresalir y ser así una hermosa pieza.

Los de madera, tanto pulida como rústica habían ganado el trono en temporadas pasadas, siguen siendo un clásico sobre todo cuando ya las camas lo traen de fábrica, sin embargo los tapizados en tela y aún más los capitoneados son los buscados últimamente. La idea es que nuestra cama sea ese refugio al final del día, por lo que debe ser cómoda y a la vez agradable para que refleje nuestro gusto y personalidad.