Luego de llegar  a un  acuerdo con las autoridades municipales, más de cuatro mil vendedores del mercado de las pulgas abrieron  ayer sus negocios a todo lo largo y ancho de la avenida Luperón y la carretera Sánchez, pero con medidas sanitarias estrictas, como colocación de sanitarios, agua clorificada, mascarillas y guantes, como medidas de prevención del cólera.

Además, para poder operar, por lo menos hasta enero del año próximo, los vendedores no pueden permitir venta de comidas y deben  permitir que el tránsito fluya por la avenida Luperón y la carretera Sánchez, así como dejar el área totalmente limpia al concluir.

José Caro, presidente de la Asociación de Vendedores de Mercados de las Pulgas, destacó la importancia  que el alcalde del Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste, Francis Peña se pusiera de acuerdo con ellos, porque de lo contrario miles de familias no iban a tener una Navidad feliz.

Se comprometió a cumplir con los pactados, al tiempo que confió en que el cabildo buscará un lugar digno donde puedan realizar sus labores sin los  sobresaltos que tiene ahora.

Explicó que el Ayuntamiento se comprometió a buscarle otros terrenos en la zona de Manoguayabo, aunque todavía no se les ha dicho con certeza el lugar exacto ni la cantidad de metros cuadrados que posee.

El dirigente comercial precisó que actualmente son  3,500 los vendedores los que incursionan el mercado de las pulgas, pero que de ellos dependen sus familiares y empleados, lo que eleva a cerca de 20 mil la cantidad de personas que se la buscan en el negocio.

Una cadena

Yari Mejía, quien vende ropa de mujer,  expresó que con ella trabajan otras personas, por lo que prohibirle el negocio sería quitarle la comida a muchas familias que se ganan el pan dignamente.  Resaltó que además  contribuyen al crecimiento económico porque pagan los impuestos, directa o indirectamente.