Cabos por atar

<p>Cabos por atar</p>

La reforma o rectificación fiscal, hasta donde la expuso el Presidente Leonel Fernández en su discurso de este martes, omite un aspecto muy importante que debe ser tomado en cuenta antes de imponer nuevos gravámenes.

Lo que nos lleva a esta afirmación es una encuesta hecha por el Banco Mundial y cuyos resultados fueron divulgados este miércoles en la prensa matutina. Según esa encuesta, la mayor parte de las empresas dominicanas reportan, para fines de impuestos, solamente la mitad de sus volúmenes de venta.

La reforma o rectificación fiscal procura, fundamentalmente, compensar la baja experimentada por los ingresos del Estado debido a una caída de las recaudaciones aduanales, por desmontes arancelarios y otras causas.

Si la vocación del Estado es la eficiencia en todas sus operaciones, y principalmente en las recaudaciones, entonces el primer aspecto a contemplar en una reestructuración  tributaria es la reducción o anulación de la evasión.

Solo a partir de los resultados del esfuerzo por dominar la evasión fiscal sería comprensible que se pensara en la aplicación de nuevos impuestos para compensar el déficit, sobre todo si esos impuestos han de afectar el poder adquisitivo de las familias pobres.

Hasta donde ha expuesto el Presidente, no hay vocación por reducir esa evasión de que habla la encuesta del Banco Mundial y que debe representar una proporción importante de los ingresos fiscales.

-II-

Cuando se retoma el propósito frustrado por el Congreso en la reforma anterior, de aplicar el Itebis a renglones de consumo masivo, modificar el Impuesto Selectivo al Consumo de alcohol y otras alternativas, se está dando preferencia a una presión fiscal que podría ser innecesaria o sustancialmente menor si se persiguiera y contuviera la evasión.

Ignorar esta evasión podría ser un incentivo para que continúe aumentando el número de evasores, pues la falta de castigo es una especie de premio al delito.

Partiendo de la encuesta del Banco Mundial, habría que calcular  cuánto representa la evasión fiscal que comete la mitad de las empresas dominicanas al declarar sólo la mitad de sus ventas.

De ahí en adelante es que se justificaría pensar en nuevas cargas para compensar lo faltante.

Parece improbable que el Banco Mundial conozca algo que desconozca el Gobierno en materia de cifras de ingresos y evasión fiscal. Es casi seguro que los encuestadores, aparte de otras fuentes, contaron con datos de los organismos recaudadores para poder aplicar el trabajo de campo que arrojó los resultados divulgados.

Por tanto, hay que deducir que el Gobierno domina desde hace tiempo la información sobre una evasión tan considerable, pero se ignora por qué no se la ha enfrentado con la fuerza necesaria.

De todos modos, el Banco Mundial ha dado una pista bastante importante sobre dónde encontrar una parte de los recursos que se requieren para compensar la merma de las recaudaciones. Sólo falta que haya la voluntad de contener esa evasión.

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