Buenos Aires. EFE. El cantautor argentino Facundo Cabral, quien fue asesinado ayer en Guatemala, forjó una carrera musical que navegó entre la canción protesta, el compromiso social y la reflexión espiritual, con decenas de éxitos que le llevaron a recorrer los escenarios del mundo.
Cabral nació el 22 de mayo de 1937 en la ciudad bonaerense de La Plata y su primera infancia estuvo marcada por el abandono del hogar de su padre, Rodolfo, por lo que su madre, Sara, quedó a cargo de varios hijos y resolvió mudarse a Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina. A los 8 años, su familias se muda a la ciudad bonaerense de Tandil, donde trabajó en tareas rurales y tomó contacto con la música folclórica. De comportamiento rebelde, fue internado en un reformatorio, del que escapó. Conoció luego a Simón, un vagabundo que, según relató Cabral alguna vez, le hizo descubrir a Dios al recitarle el Sermón de la Montaña y, además, dar el empujón inicial a su carrera musical pues aquella experiencia le movió a componer su primera canción Vuele bajo». Con su guitarra al hombro, pocos años después, se mudó a la turística ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde el dueño de un hotel le dio la oportunidad de cantar en público.
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Mensajero de Paz
En 1996, la Unesco declaró a Cabral Mensajero Mundial de la Paz por su constante llamado a la paz y al amor. Ha grabado decenas de discos, como No estás deprimido, estás distraído, Cantar sólo cantar y Cortezías y Cabralidades, éste último uno de los tanto junto a Cortez. También ha escrito varios libros, una de decena de ellos editados, entre ellos Borges y yo, donde repasa sus diálogos con el célebre escritor.