Cacao, chocolate y artesanos chocolateros

Cacao, chocolate y artesanos chocolateros<BR>

En cacao, sus derivados y chocolatería artesanal, la República Dominicana está dando últimamente pasos de avance a un ritmo tal, que muchos de los que nos preciamos conocer a fondo las intríngulis del teobroma cacao, nos encontramos a veces con agradables sorpresas que nos dejan, no solo perplejos, sino anonadados.  En efecto, la Comisión Nacional del Cacao convocó a varios de sus miembros, industriales, chocolateros y productores, a una charla que daría un chocolatero artesanal y su esposa, el miércoles pasado en la sede del organismo.

   Allí estuvo reunido un grupo selecto y granado del “mundo del cacao” y pudimos comprobar, que la máxima de “poder es querer”, no solo se queda en palabras sino en hechos.  Un panameño, de profesión ingeniero, de nombre Eric Reid y su esposa Crisoire de nacionalidad dominicana, propietarios en Hato Mayor del Rey de lo que podríamos calificar como un pequeño fundo, en donde uno de los frutos que cosechan es  cacao, decidieron emprender la ardua tarea de convertirse en maestros artesanos chocolateros y para tales fines, estudiaron este arte en la Barry Callebaut Chocolate Academy de la ciudad de Chicago.

    El hecho de inicialmente no saber nada sobre el cacao, su producción sostenible  y orgánica, manejo post-cosecha, fermentación y su conversión en productos finales para venta directa al público no los amilanó y  abrieron una “boutique de chocolate Premium” en Kentlands, estado de Maryland en los Estados Unidos de América.  El nombre muy sugestivo: Spagnvola y su denominación de origen también en la etiqueta: República Dominicana.

   La gama de productos chocolateros que producen les hace la boca agua a cualquiera, por más refinado que tenga el paladar y pueda determinar el grado fino o de aroma que posee; así como a los microfaradios al que fue refinado, ya que el mismo está destinado a derretirse en el paladar con un contenido de cacao “dark” orgánico de hasta de un 70%.

   Sin embargo, discrepamos de su idea que los productores de cacao y los exportadores deben hacer una selección minuciosa y enumerar y clasificar en la masa a vender, los diferentes clones y orígenes del cacao, ya que como le expresáramos, los industrializadores y procesadores, no quieren pagar una suma extra por el tiempo y el costo que tal selección significaría.  Es más, últimamente ni siquiera quieren pagar un extra por el cacao orgánico.  Por eso, los productores les recordamos, que si el comprador quiere consumir un artículo cacaotero sano y de primera, debe pagar el costo de su antojo o capricho.

   Lo factible que planteó el señor Reid con la finalidad de darle un valor agregado al cacao, fue la elaboración de grandes barras de cacao listas para el uso de chocolateros extranjeros que se economizarían la labor del “conching” o mal dicho en español, conchado.

   Los lectores deberán recordar, que hace unos meses nos visitó una chocolatera artesanal sueca, la señora Anna-Sofía Winroth, la cual también era partidaria de la elaboración de estas barras confeccionadas con cacao fino o de aroma, que tengan condiciones organolépticas extraordinarias, para suplir pequeñas fábricas artesanales que elaboran un cacao para un público selecto determinado.  Estos consumidores de chocolate, si encuentran satisfactorio el chocolate, bombón, trufas u otras golosinas, se convierten en fieles adeptos del producto y quedan prendados mientras la calidad permanezca igual a cuando lo consumieron originalmente.

   En ocasión de la II Feria Agroalimentaria de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), vino desde Francia el maestro chocolatero Jean Claude Berton, el cual es reconocido por haber puesto a la disposición de sus clientes el denominado “Omega-choco”, utilizando este componente en la elaboración de sus barras y demás productos chocolateros a disposición del público consumidor.

   Como colofón podemos expresar, que los que amamos y por que no, veneramos el chocolate, nos sentimos regocijados con todos estas manifestaciones de mejoría de nuestro cacao por parte de artesanos chocolateros extranjeros.  Por supuesto, esto no quiere decir que desdeñamos a nuestros artesanos e industriales locales, que también hacen esfuerzos denodados por colocar en el mercado nacional, un producto sano de primera calidad para el orgullo de todos los dominicanos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas