Cacao, safari y asesoramiento

Cacao, safari y asesoramiento

Rara vez en la vida, un individuo consigue lograr estas tres metas, prácticamente sin proponérselo inicialmente. El primero fue el cacao y asistimos como representante del país, al 93 reuniones del Consejo y Órganos subsidiarios de la Organización Internacional del Cacao (IICO), que se efectuaron en la ciudad de Abidjan, capital de la República de Costa de Marfil en África Occidental. Desde allí planifiqué, conjuntamente con mi esposa Ana, un Safari en Kenia, ya que nuestro destino final sería la ciudad de Moroni, capital de las Islas Camores, en donde habíamos sido invitados por el señor Francisco Incerpi, un experto al servicio de organismos europeos, especializado en dar asesoramiento a gobiernos del tercer mundo.
En una de las varias visitas del señor Incerpi a la República Dominicana, nos había solicitado empaparlo sobre el cultivo del cacao, ya que sabía que sería destinado hacia las Islas Camores, las cuales, en la época colonial, los franceses habían plantado cacao y en la actualidad, ese cultivo había sido abandonado y los árboles que permanecieron sembrados, hoy en día casi alcancen un centenar de años y por lo tanto, estos han degenerado y el cacao que producen es de muy mala calidad y rendimiento no comercial.
En el largo viaje hacia esas islas del Pacífico se nos ocurrió hacer un alto en Nairobi, desde donde contratamos un keniano que se dedicaba a realizar safaris en los excelentes parques nacionales en donde los animales, peces y aves permanecen en completo estado de libertad y la fauna puede ser observada en estado salvaje, sin que exista un peligro en el recorrido por los senderos polvorientos por donde se desplazó el vehículo que nos condujo durante dos días. El vasto parque seleccionado fue el de Amboseli y para pernoctar durante las tres noches nos hospedamos en el Lodge Sopa Amboseli, en donde rodeados de monos aves disfrutamos de una vista excepcional del monte Kilimanjaro, el pico más alto de África con una elevación cercana a los seis mil metros.
Estando en territorio de los célebres guerreros Massai, cazadores consuetudinarios de leones que afortunadamente este año llegaron a un acuerdo con el Gobierno Central al disuadir los mayores de la aldea, a los jóvenes que se inician como guerreros, cuya meta era cazar al menos un león, pero dada la cacaería que se llevaron a cabo durante verdaderos safaris en los cuales aparte de los leones, se cazaban indiscriminadamente, elefantes, rinocerontes y otros animales considerados caza mayor.
De tantos viajes que he dado a los principales países productores de cacao del África Occidental, poseo una colección de caretas ceremoniales de diferentes índoles, pero no tenía una Massai. Para obtenerla, le pedimos al guía que nos llevara a la aldea Massai, donde la misma se encuentra rodeada de ramas espinosas y espesas para salvaguardar el ganado que se encierra por las noches, de los animales carnívoros (león, tigre, hiena, lince y cuando se meten en el agua, los cocodrilos). La casa posee una sola entrada, sin ventanas y bastante amplia en su interior, ya que al tener poca elevación, cavan el piso para poder movilizarse sin topar en el techo de paja.
A nuestra llegada a la isla Gran Camores, cuya capital es Moroni, un pequeño poblado con un minúsculo aeropuerto, enclavado en un terreno lleno de piedras volcánicas, ya que existe un volcán que hizo erupción hace ya muchos años y que de vez en cuando se activa lanzando humo sin lava.
El señor Incerpi había logrado con el Vicepresidente Djaffar Almed Saïd Hassani que nosotros diéramos una conferencia en francés con la finalidad de que los lugareños volviesen a cultivar cacao, ya que habíamos previamente analizado los terrenos y se prestaban, no sólo para cacao, sino también para café, producto éste que el Vicepresidente cultivaba en un pequeño predio, pero quedó desalentado cuando le indicamos que el mismo era de la variedad robusta, la más diseminada por el Continente Africano, pero de menor valor que el Arábica.
El salón estuvo lleno de bote en bote, el representante del Banco Europeo, la embajadora de China, el representante de la Unión Europea, agrónomos y viveristas los cuales se interesaron en ambos cultivos para aliviar el estado de pobreza de estas pequeñas islas que profesan la religión musulmana. Nos pidieron que hiciéramos un presupuesto de lo imprescindible para iniciar ambos cultivos, ya que según el Vicepresidente, el gobierno de Arabia Saudita podría financiar para no solo aliviar la pobreza, sino crear empleos y posiblemente interesar a compañías dedicadas a la transformación del cacao y el café. Quiera Alá que tengan éxito.

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