Cada uno de ellos tiene algo hermoso que dar

Cada uno de ellos tiene algo hermoso que dar

Pastora Montserrat Bogaert

Y Samuel dijo a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que está apacentando las ovejas. Entonces Samuel dijo a Isaí: Manda a buscarlo, pues no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga acá. 1 Samuel 16: 11

Cuatro estaciones tiene el año y cada una tiene su nombre, diferenciándose la una de la otra, para demostrar que no son iguales. Esto parece una familia de varios hermanos, los cuales tienen los mismos padres, pero cada uno con una personalidad diferente.

Hay veces en que queremos que nuestros hijos sean todos iguales. Esto es un error, porque cada uno tiene su identidad, la cual será la base para su propósito. Los padres deben aprender a quererlos como son y no igualarlos. Necesitamos saber que cada uno de ellos tiene algo hermoso que dar y, en su forma, así lo expresan. Aprendamos a amarlos como son, ya que de lo contrario se nos pasa la vida tratando de que uno actúe como el otro, y nunca aprovecharemos sus virtudes.

Así como en el año disfrutamos de sol, lluvia, frío, calor, de igual manera disfrutemos a nuestros hijos: los juguetones, callados, expresivos, divertidos. Nos harán vivir momentos hermosos, conformándose una gran familia para Cristo. El expresivo podemos visualizarlo como un predicador, maestro, evangelista; el callado como un intercesor, profeta, adorador; todos para ser usado por Dios.

Como David, quien permanecía apartado apacentado las ovejas, mientras que sus hermanos eran los encargados de trabajar y de asumir las responsabilidades de la casa. Pero este calladito, poco expresivo, fue el que Dios escogió para gobernar a Israel.

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