Cada verso español termina en palabra/llana/ (III)

Cada verso español termina en palabra/llana/ (III)

En dos entregas anteriores hemos tratado aspectos prosódicos relacionados con la versificación española:

A) Cantidad de sílabas en cada línea o verso y

B) Duración del sonido según la última palabra o construcción del poema recaiga sobre la última o antepenúltima sílaba, es decir que sean respectivamente agudos o esdrújulas. Dijimos que si tratare de un verso con acentuación aguda (en la última sílaba), se le suma una sílaba al verso y si tratare de una palabra esdrújula hemos de restar una sílaba a ese otro verso.

Pero nos quedan otras consideraciones.

Debemos tener en cuenta que en el sintagma surgen otros fenómenos prosódicos: sinalefa, hiato, diéresis y sinéresis.

Volvamos a algunos de los modelos que vimos anteriormente:

Si el mar que por el mundo se derrama/ tuviera tanto amor como agua fría, / se llamaría por amor María y no tan solo mar como se llama.

El encuentro entre /i/ cerrada, con la /e/ abierta, origina una sinalefa por lo que hay que restar una sílaba al verso; cabe decir, que se forma un diptongo entre vocablos: El final de uno y el inicio de otro: /Siel/ mar…, al producirse este fenómeno hemos alcanzado una suerte de diptongo entre vocales de diferentes palabras: Una que va al final y otra que da inicio a la palabra siguiente.

Veamos este curioso caso:

“Como un brazo extendido hacia el vacío…”

(Olegario Víctor Andrade)

Contamos quince sílabas, sintácticamente, pero solo “pesan” once por la cantidad de sinalefas ¿introducidas?, inocentemente por el autor.

Las sinalefas habidas son:

Co (moun) 1ª

Bra ( zoex) 2da

Tendido (ha) 3ra

Ci ( a él) 4ta

En una sola línea se encuentra cuatro sinalefas, que provocan la reducción de sílaba en cada caso en que se produzca. Estas son formulaciones fáciles o encuentros suaves de esta clase de sonidos.

Cuando se produce un encuentro duro de vocales o se provoca la necesidad de nivelar la metrificación se habla de la producción de un hiato.

Contrariamente a la espontaneidad que vimos en las cuatro sinalefas del poeta Andrade, Fray Luis de León nos dejó este manejo:

¡Que descansada vida!

La del que huye del mundanal ruido…

En esta forma combina un verso de siete sílabas con otro de once/ doce; para producirlo disuelve el diptongo que existe en bisílabo ruido y lo convierte en trisílabo.

¿Qué hace para lograrlo?

Coloca diéresis sobre la /ü/ = rü /i/do y ya está.

El acento (prosódico) se traslada hacia la primera vocal y logramos la sílaba requerida.

 

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