Cádiz: un amor en Andalucía, otro en La Habana

Cádiz: un amor en Andalucía, otro en La Habana

Cádiz tiene un pacto con el tiempo, no en vano Estrabón ya mencionaba que en la antigüedad existía allí un famoso templo dedicado a Cronos. Esta ciudad ha sorteado una agitada historia que ha conocido esplendores fenicios, romanos, musulmanes e hispanos; devociones hacia Astarté, Hércules, Alá o la Virgen del Rosario, cánticos de gloria por las victorias y lágrimas tras las derrotas navales.

Rica en historia, la vieja Cádiz se atrinchera tras sus Puertas de Tierra, y muestra al viajero un rostro bello, limpio, alegre, sencillo y popular; como las canciones de Carlos Cano, en las que se halla rumor de olas, latidos de amor y ecos de América: «… Que tengo un amor en La Habana y el otro en Andalucía, no te he visto yo a tí, tierra mía, más cerca que la mañana, que apareció en mi ventana de La Habana colonial, tó Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero…».

BLANCA Y AZUL

Azul de mar, blanco de cal, rumor de olas, son de guitarra. Cádiz es blanca y alegre. Un recorrido por sus calles nos sorprende con rincones poblados por una humanidad chispeante y viva, al lado de espacios con regusto colonial.

En el urbanismo destacan sus rectas calles, más bien estrechas, propicias para defender al paseante de vientos y soles. Pero los edificios guardan en su interior unos recoletos patios interiores llenos de poesía, cal y flores.

Un recorrido básico es aquel que empieza en las Puertas de Tierra, baluarte defensivo que data del siglo XVII. Descendiendo por la cuesta de las Calesas se accede al templo de Santo Domingo, originario del s. XVII y bastante remodelado, con planta de cruz latina y robusta torre. Tiene buenos retablos, entre ellos el de la patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario. Cerca está el edificio de la Fábrica de Tabacos, bello ejemplo de arquitectura industrial.

Siguiendo hacia adelante, por la calle Piocia, el viajero se hallará ante el magnífico ayuntamiento, un excelente edificio civil de arranque neoclásico, iniciado en 1799 por Torcuato Benjumeda. Está la sede municipal en la animada Plaza de San Juan de Dios, antaño zona de mercados y de almacenes de armas.

Siguiendo hacia la catedral, por la calle Pelota, el viajero podrá descubrir alguna de las viejas puertas medievales erigidas durante el reinado de Alfonso X: los arcos del Pópulo y la Rosa.

La Catedral es una curiosa paradoja en la que se funden los aires robustos con lo delicado. Proyectada por el arquitecto Vicente Acero, se empezó en 1722 y no se terminó hasta el siglo XIX. Es un sólido templo de tres naves, con girola circular. La fachada muy ágil cuenta con un cuerpo central y sendas torres, todo revestido de magnífica piedra blanca. El barroco y el neoclásico se dan la mano en este monumento que corona una bella cúpula de azulejos.

Al lado está otro pequeño templo, llamado también Catedral Vieja. Es el barrio del Pópulo, donde pervive uno de los mayores teatros romanos de España, descubierto sólo en parte durante las últimas décadas. El Teatro es del siglo I a. C.

Siguiendo por Concepción Arenal hacia Puertas de Tierra, el visitante hallará otro magnífico edificio: la Cárcel Real. La fachada está decorada por grandes pilastras toscanas, enmarcadas en un conjunto neoclásico.

Y pasear; …y brocearse en las playas de arena fina; …y gozar de la placidez de los jardines, en los que reinan ejemplares centenarios de dragos o gomeros; … y empaparse de luz; … y soñar con América, con Las Antillas. «La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero», decía la conocida habanera de Carlos Cano.

OTROS SITIOS DE INTERÉS

Desperdigadas por otros puntos del plano de la ciudad hay diversos lugares de interés, entre ellos la plaza de Mina, en un entorno de animada vida social, donde está el Museo de Cádiz, con sus magníficos fondos que incluyen sarcófagos de la época fenicia y pinturas de notable valor.

No lejos de allí, otra visita obligada es el Oratorio de San Felipe Neri. Lo más notable del mismo no es la Inmaculada de Murillo, sino su valor como símbolo de libertad. Esta iglesia fue la sede de las Cortes de Cádiz de 1812, donde se elaboró la primera Constitución Española. Una serie de placas marmóreas rememoran en el exterior a las labores y los personajes políticos que participaron en aquella tarea.

EFE REPORTAJES

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