Cae consumo de vitamina E; cardiólogos le dan la espalda

Cae consumo de vitamina E; cardiólogos le dan la espalda

POR JOSÉ PIMENTEL MUÑOZ
El consumo de vitamina E ha comenzado a descender drásticamente en República Dominicana desde las primeras publicaciones de informaciones internacionales que cuestionan la eficacia de ese suplemento que llegó a ser promovido como elixir de la juventud.

Los poco más de doscientos cardiólogos dominicanos prácticamente han dado la espalda al producto siguiendo los lineamientos de investigaciones realizadas en Estados Unidos que arrojan sombras sobre su seguridad y efectividad.

El doctor Rafael Pichardo, principal investigador dominicano en el ramo de la cardiología, admitió que no hay estudios nacionales en torno a este asunto y reconoció que hace ocho o diez años, cuando estaba el ‘boom’ de la la vitamina E, los médicos locales las utilizaron siguiendo las pautas de estudios de consenso internacional.

Ahora, observó Pichardo, la cosa es distinta: «Los estudios controlados HOPE y HPS, doble ciego con más de 10 mil pacientes, dicen que la vitamina E no tiene efecto más allá del placebo en cuanto a la mortalidad cardiovascular».

Un placebo es una sustancia inerte e inofensiva que se encapsula o se tabletea para dar la apariencia de un medicamento, pero que no tiene efecto farmacológico real. No obstante, por sugestión o influencia psicológica, induce una respuesta que llega hasta cierto porcentaje del individuo que la toma.

La aptitud contraria a la vitamina E «ya la asumimos los cardiólogos de vanguardia en el país desde hace cuatro años, pero ahora hay nueva información que plantea que incluso dosis mayores de 400 miligramos pueden ser dañinas al organismo y esto es un poco diferente. Por debajo de esas dosis no hay problemas», manifestó Pichardo.

En todo caso, añadió, no se puede generalizar a otros efectos en otros órganos, como el cerebral, pero yo acepto que los efectos benéficos sobre el pelo, piel, etc, puedan ser ciertos y se ven en la práctica. Observó que el beneficio para prevenir la enfermedad de Alzheimer no está demostrado.

Pichardo, jefe de investigaciones del Instituto Dominicano de Cardiología y ex presidente de la Sociedad Dominicana de Cardiología, dijo finalmente que él no indica vitamina E en su práctica privada desde hace cinco años aproximadamente.

EN SANTIAGO

De su lado, el doctor David Hernández, cardiólogo radicado en Santiago –especialista en electrofisiología- dijo que «sobre la base de investigaciones serias recientes que indican que la vitamina E no detiene la progresión de la aterosclerosis, y, por tanto, la Coronariopatía Aterosclerótica y que incluso puede aumentar todas las causas de mortalidad, firmemente considero que los cardiólogos no deben considerar dicha vitamina como parte del arsenal terapéutico contra las patología que debemos manejar».

Hernández, cardiólogo del Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez y de la clínica Doctor Bonilla, de Santiago, insistió en que «como no hay datos de medicina basada en evidencias que apoyen su utilidad real y efectiva, en estos momentos la Vitamina E no debe ser empleada».

Una reciente publicación de la revista de la Asociación Médica Norteamericana, (Journal of the American Medical Association o JAMA, por sus siglas en inglés), es la más reciente en arrojar una sombra de duda sobre la seguridad y efectividad de los suplementos de vitamina E y otros antioxidantes.

El estudio fue diseñado para examinar si es que las píldoras de vitamina E protegen de los infartos y del cáncer. En forma similar a otros descubrimientos recientes, no encontró beneficios para evitar esas dolencias. Sin embargo, el hallazgo de problemas cardiacos fue inesperado y debería impulsar más investigaciones para confirmar los resultados, dijo la doctora Eva Lonn, profesora de cardiología de la Universidad McMaster, quien encabezó el estudio.

Lonn dijo que se desconoce cómo es que las píldoras de vitamina E podrían estar vinculadas con los problemas del corazón, pero planteó la teoría de que las dosis elevadas podrían alterar el equilibrio de los antioxidantes benéficos que el cuerpo recibe en forma natural.

ESTUDIOS

Durante las últimas décadas, la vitamina E ha sido promovida como un arma poderosa para retardar el envejecimiento y proteger contra todo, desde las arrugas hasta el cáncer y la demencia senil. Las investigaciones preliminares en los últimos 15 años han sugerido que los antioxidantes combaten los efectos dañinos del oxígeno, previniendo el daño a los vasos sanguíneos y las anormalidades celulares que pueden provocar cáncer.

Aproximadamente el 12 por ciento de los adultos estadounidenses –más de 20 millones de personas– ingieren píldoras de vitamina E que contienen la misma dosis empleada en el estudio, y unos 80 millones –el 40 por ciento– emplean suplementos que contienen algo de esta vitamina, según la industria farmacéutica.

Las investigaciones difundidas la semana pasada efectuadas a casi 40.000 mujeres saludables no mostraron beneficios al corazón por tomar píldoras de vitamina E.

Y un estudio difundido en noviembre, en una conferencia de la Asociación Norteamericana del Corazón, halló que las personas que toman altas dosis tienen un 10 por ciento más de probabilidades de morirse por cualquier causa que los que ingieren cantidades menores.

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