Cae migración ilegal frontera

Cae migración ilegal frontera

MÉXICO (AP).- Los refugios mexicanos, generalmente la última escala para los que quieren cruzar la frontera hacia Estados Unidos, ahora están llenos con deportados de regreso al país, en momentos en que cada vez menos indocumentados se aventuran a cruzar los desiertos en una zona fronteriza cada vez más fortificada. 

Y en Estados Unidos, los campos de cultivo carecen de mano de obra, ante el incremento de las acciones federales contra los ilegales. 

Los mexicanos desisten cada vez más del “sueño americano” y la aplicación de medidas más enérgicas contra los indocumentados anunciada el viernes debería de desanimarlos incluso más, ahora que Estados Unidos busca eliminar a su población sin residencia legal.

 Agentes fronterizos de Estados Unidos detuvieron a 55.545 indocumentados al momento de saltar barreras fronterizas, caminar por el desierto y cruzar a nado las aguas del río Bravo, entre octubre y junio.

 Ello representa una baja de 38% para toda la zona fronteriza, en comparación con el mismo período el año pasado. 

Funcionarios mexicanos y estadounidenses dicen que el incremento en la seguridad fronteriza, incluyendo el destacamiento de 6.000 miembros de la Guardia Nacional, tecnología de vigilancia remota y aviones robot, han impedido que los contrabandistas de personas continúen violando la frontera.  Los indocumentados también sienten que los estadounidenses son cada vez más hostiles hacia los inmigrantes.  “Es discriminación”, dijo George Guevara, de 28 años, quien fue deportado a Tijuana el mes pasado luego de vivir en Estados Unidos durante 18 años. “Está haciendo que la gente regrese.

Es demasiado riesgoso y siempre es mejor quedarse”.  Guevara, quien se expresa perfectamente en inglés y solamente tiene recuerdos vagos de México, ha vivido en Tijuana en un refugio lleno de deportados, muchos de los cuales nacieron en territorio mexicano pero se encuentran en una nación completamente desconocida para ellos.

  “Apenas recuerdo haber vivido aquí. Pero veo esto como una oportunidad. Voy a regresar a Guadalajara para ver a mi familia y olvidar lo que pasó”, dijo Guevara.

Mientras algunos indocumentados tratan de hacerse de nuevas vidas, otros se quedan atrapados en una encrucijada entre dos mundos. Salvador Pérez tiene a su esposa embarazada y tres hijos pequeños en Bakersfield, California, donde trabajaba en una granja de pistaches.

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