La Iglesia Católica ha sugerido que los partidos políticos hagan una pausa en el trajín de campaña electoral. Es una sugerencia atinada y que debería ser acogida de buen grado.

Los afanes cotidianos en la puja por el poder siempre acarrean contradicciones que resultan preocupantes. Entonces conviene distender ánimos, entrar en reflexión y procurar que se disipen las posiciones inflexibles, tozudas e hirientes.

Sería justo hacer una parada en la confrontación que tienen los dos principales partidos en torno al centro de cómputos de la Junta Central Electoral. Poner los ánimos en ceder de parte y parte en nada le restaría mérito a ninguna de las dos organizaciones.

Hace falta que la propia Junta también ceda un poco en su  rigidez, como forma de ayudar a encontrar un punto de armonía de criterios.

Hay que evitar que las posiciones intransigentes espanten una sana y constructiva mediación en el diferendo de los dos grandes partidos.

En fin, aunque parezca muy temprano, las circunstancias aconsejan que se le haga caso a la Iglesia Católica y que el quehacer político entre en un receso que resultará grato y reparador para todos.

 Una tregua es lo más aconsejable cuando no se logra armonizar criterios y ni llegar a  un entendimiento.

En el Día de la Discapacidad

El esfuerzo que hace el Centro Dominicano de Rehabilitación por mejorar las condiciones físicas y sociales de los discapacitados necesita de más apoyo financiero.

Con un déficit mensual millonario y un capítulo creciente de servicios, este centro tiene serios obstáculos para alcanzar sus metas de capacitar a hombres y mujeres con disfunciones motoras para integrarlos a la vida productiva.

Se necesitan más recursos para formar el personal que trabaja con los discapacitados.

 También es necesario que las personas con disfunciones motoras puedan ser provistas de documentos de identidad que les permitan integrarse formalmente a la producción.

Es necesario un espaldarazo para  la sostenibilidad de esta maravillosa obra.