Caetano, Elvis, Marilyn y una Verdad Tropical

Caetano, Elvis, Marilyn y una Verdad Tropical

POR ALEXIS MÉNDEZ
“Suelo decir que, si hubiese dependido de mí, Elvis Presley y Marilyn Monroe nunca se habrían convertido en estrellas”.

Así comienza el primer capítulo de “Verdad Tropical, un libro donde Caetano Veloso cuenta su vida; una autobiografía muy singular que además te ubica en la evolución de la música brasileña, a partir de 1940.

Leer tan sincera declaración me sorprendió, y más aún que en estos días he estado escuchando a Caetano interpretar el tema “Love me tender”, uno de los grandes éxitos del llamado “Rey Elvis”.

El cantautor brasileño cuenta que en Santo Amaro, pueblo de donde es oriundo, había un rechazo casi total a los modelos norteamericanos. Contrario a la tendencia imperante en metrópolis como Río de Janeiro, la juventud de mediado de los 50 que vivió en ese pueblo, se inclinaba por la búsqueda de una identidad nacional.

Caetano era parte de la mayoría de Santo Amaro, de esos que rechazaban la cultura masiva que arropó a Brasil. Era la que traía modelos con jeans y botas en los muchachos y colas de caballos y chicle en la boca en las muchachas. Era el prototipo del “gringuito”, y Marilyn y Elvis eran sus máximos representantes.

-“Como todos los que formaban mi círculo -afirma Caetano- no podía identificarme con los jóvenes concursantes que aparecían en las revistas, ni mucho menos, con el deseo de emular a los héroes de las películas: Estudiantes de high school que jugaban al fútbol americano animados por chicas con pompones. No criticábamos en ellos la falta de autenticidad cultural o una alineación de las raíces regionales o nacionales: No lidiábamos con esas nociones, aunque no fuéramos totalmente inmunes a una forma blanda e ingenua de nacionalismo. Lo que nos parecía objetable era que esos chicos se esforzaran en imitar un estilo que los deslumbraba, pero cuyo desarrollo eran incapaces de seguir”.

Caetano habla de la risa burlona que le causaba aquel comportamiento. Confiesa que él y sus amigos se sentían superiores a los pro-norteamericanos. Entendía que estos asumían una aptitud torpe.

Pero no todo lo anglosajón le irritaba. El jovencito Veloso  bebió de las fuentes musicales de Frank Sinatra y Nat King Cole. Además cuenta de su preferencia hacia la obra de Louis Armstrong y Chet Baker. También llegó a adorar a Telonius Monk, Miles Davis y Ray Charles, al mismo tiempo que escuchaba música argentina, cubana, mexicana, y las viejas y nuevas propuestas brasileñas.

Al parecer, los años fueron ablandando la percepción de Caetano. Recuerda que en la Bienal de arte de Sao Paulo, en 1967 le impactó la representación del pop, en especial los retratos de Marilyn y Elvis que Andy Warhol reprodujo y que han dado la vuelta al mundo.

“Reconocí de inmediato que no pretendían mostrar al actriz o a la estrella de rock-dice Caetano- sino una imagen con vida propia”.

Aquellos íconos, sin darse cuenta, también le influenciaron a él y sus contemporáneos. Lo percibí cuando leí el final de aquel capítulo, en el que el cantautor define la materia prima del movimiento tropicalista: Una mezcla genuina de todo lo que sucedía en la vida cultural de Brasil.

-”Absolutamente todo-concluye- las aspariciones ridículas de los americanófilos, las ingenuas buenas intenciones de los nacionalistas, la tradicional retaguardia brasileña, la vanguardia… La auténtica creatividad podría redimir cualquiera de sus aspectos y volverla trascendente”.

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