El café puede ser natural, cuando es simplemente tostado, o torrefacto, si se obtiene añadiendo un poco de azúcar al grano durante su proceso de tueste, lo que le proporciona más cuerpo y un color más intenso.
En supermercados y tiendas de comida se pueden conseguir tanto el café normal, con toda su cafeína o el descafeinado, al cual se le ha extraído la cafeína con un disolvente especial antes de proceder al tostado para que no altere mucho su sabor final.
FORMAS DE PREPARAR EL CAFÉ
– Expreso: rico, fuerte y cremoso, favorito de los italianos. Se prepara en una máquina que hace pasar a presión el vapor y el agua caliente a través del café finamente molido y tostado al estilo italiano.
– Capuchino: puede prepararse en casa utilizando seis cucharadas de café, tres cuartos de litro de leche, una cáscara de naranja rallada o canela molida. Se pone la leche en sustitución del agua y se añade al final la ralladura de naranja o canela.
– Vienés: es un café expreso con nata encima. Fácil de preparar, y puede servir como postre o como trago a quien no le guste el alcohol.
– Café turco: se prepara hirviendo los granos pulverizados con mucho agua y azúcar hasta que forma espuma. Para servirlo, se espera a que el sedimento se haya depositado en el fondo.
Irlandés: es un trago muy popular. Sólo se tiene que poner en un vaso, previamente calentado, con dos cucharadas de azúcar y una copita de whisky. Se añade un café largo muy caliente, se remueve bien y corona con nata batida.
Carajillo: basta con añadir al café un chorrito de brandy, anís o ron para conseguir esta popular bebida.
CONSEJOS PARA DISFRUTAR DEL CAFÉ
– Si puede, cómprelo en grano y muela sólo la cantidad precisa que necesita, justo antes de prepararlo.
– Limpie muy bien la greca o cualquier utensilio que utilice para hacer café, los restos de una preparación anterior pueden afectar al sabor de esta infusión recién hecha.
– Jamás lo recaliente ni lo deje hervir, pues perderá su auténtico aroma y se pondrá más espeso.
– Guarde siempre el café en un lugar fresco y en un recipiente herméticamente cerrado para que conserve todo su aroma.
– Para prepararlo en su punto justo, calcule una cucharada sopera colmada por taza.