Luego de 10 años, desde marzo de 2007 hasta febrero de 2017, el déficit de la balanza comercial de bienes de República Dominicana con Estados Unidos ha acumulado el voluminoso valor de US$27,238 millones, como resultado de la diferencia entre excesivas importaciones valoradas en US$69,189 millones y rezagadas exportaciones valuadas en US$41,951 millones.
Durante ese periodo, el valor exportado representó el 51.46% de las exportaciones totales dominicanas de US$81,520 millones al resto del mundo y el 0.20% de las importaciones globales estadounidenses de US$21,399.7 millardos (miles de millones); mientras que el valor importado significó el 42.92% del total importado de US$161,212 millones de la República Dominicana y el 0.49% de las exportaciones de US$14,167.1 millardos de Estados Unidos.
El comercio de bienes domínico-americano mostró una curva descendente de las exportaciones de 70.46% a 45.13%, como una ascendente de las importaciones de 44.07% a 51.05 por ciento.
Este deterioro de las transacciones mercantiles de la economía dominicana con la americana se observa también en la caída proporcional de los valores exportados e importados de la República Dominicana hacia y desde Estados Unidos con respecto al comercio de este última nación con el resto del mundo.
En efecto, las exportaciones dominicanas declinaron 0.05% de 0.22% a 0.17% en las importaciones americanas; mientras que las importaciones totales bajaron 0.04% a 0.49% de 0.53 por ciento en las exportaciones estadounidenses a los países restantes.
El permanente y cuantioso déficit comercial exterior de bienes de la economía dominicana tanto con Estados Unidos como con el resto del mundo, durante el tiempo de ejecución del DR-CAFTA, implica que el excedente de compras sobre ventas del país en el extranjero sea cubierto principalmente con endeudamiento creciente e imparable en divisas, en condiciones adversas de competitividad de las plantas productivas agrarias e industriales, productividad de la fuerza de trabajo urbana y rural e implementación de políticas monetarias, comerciales y laborales.
La política de restricción monetaria favorece el control del índice de precios al consumo pero perjudica el financiamiento de las actividades productivas de las empresas del campo y la ciudad, al mismo tiempo que mantiene sobrevaluado el tipo de cambio; de forma tal que la combinación de la escasez de ingreso con alto ratio de desempleo.
Así mismo, perjudica la falta de crédito suficiente a reducidos tipos de interés activos y el abaratamiento de las mercaderías importadas y encarecimiento de las exportadas contraen los mercados internos y externos.