Según la tendencia del petróleo, el crecimiento de la economía se ralentiza o acelera en países importadores netos de energía. En el nuestro la dependencia se ha reducido con el cambio de la matriz energética, el consumo de combustibles creció 3%, casi la mitad del crecimiento (5.8%) de la economía, periodo 2012-2016.
El precio del West Texas Intermediate (WTI) tuvo un comportamiento ascendente en el primer trimestre de 2017. Subió $10 dólares, un 26%, aumentando nuestra factura petrolera en un robusto 50.6%. Aunque el PIB aumentó 5.2%, se ralentizó respecto al 6.3% de enero-marzo 2016. Los ingresos tributarios aumentaron en 8.3%, una tasa parecida a la del PIB nominal.
Sucedió lo contrario en el segundo trimestre del año, descendió el precio del WTI, la caída fue de $11.15 dólares, un 21%. Se desconoce cómo se comportó la economía. Los datos no están disponibles, pero no extraña que haya acelerado. Lo sugieren el menor precio del petróleo y el aumento de la recaudación de impuestos, la DGII reportó que la tasa fue 11.2% en enero-mayo de este año.
Entre expertos petroleros existe el consenso de que el precio mantendrá tendencia descendente, por la sobreoferta, combinada con la demanda por debajo de lo que se pensó. Podría ser el inicio de la tormenta perfecta, sumando la fortaleza el dólar, que es la divisa de referencia en los contratos petroleros.
Si por el barril del WTI el país paga un precio medio de $45 dólares en 2017, es realista plantear que el crecimiento del PIB sería 5.5% e incluso algo más, y que se logrará la meta optimista de un crecimiento de 13.4% en el caso de la recaudación tributaria, objetivos estos en el presupuesto público. Y que el ahorro neto de divisas supere los $220 millones de dólares, porque en el presupuesto se aprobó un precio de $48.50 dólares para el WTI. Ahorro neto de divisas que podría acelerar la política de acumular reservas internacionales, y en el caso de los pesos, Gobierno, empresas y familias, aumentar el consumo, la inversión y el ahorro.
Sabiendo que, para los consumidores, un menor precio de la gasolina, gasoil, gas natural, GLP y electricidad, implica más renta disponible, mayor capacidad de consumo, y que por lo general interpretan se trata de un aumento coyuntural. Y si no llegan a percibir el menor precio del crudo respecto a lo esperado, en parte es por la incidencia de dos componentes en la formación de los precios internos.
Uno, los impuestos fijos y variables, representan 41% del precio que pagan por la gasolina, y 28% el gasoil. Dos, por la intermediación (mayorista, detallista y transporte), en ambos productos su peso relativo es 20%. En suma, porque del precio que pagan, en el caso de la gasolina el 61%, nada tiene que ver con la cotización del crudo, y 56% en el gasoil.
Hay que dar estrecho seguimiento al petróleo, porque la caída de precio, además de acelerar el crecimiento de la economía, contribuiría a reducir el déficit de la cuenta corriente debido a la menor demanda de divisas. Y a que se logre la meta de déficit fiscal del año, por la menor transferencia de pesos al sector eléctrico.