Caída economía amenaza industria eólica Brasil

Caída economía amenaza industria eólica Brasil

Bloomberg

La demanda de energía eólica en Brasil está frenando de golpe. En 2015, el país instaló 2,75 gigawatts en turbinas, lo que le valió el cuarto puesto entre los mercados mundiales. En lo que va de este año, no se vendió un solo contrato nuevo de energía proveniente de parques eólicos en las subastas, y General Electric Co., el principal proveedor, no anticipa que lleguen muchos.
La desaceleración es resultado de la depresión económica de Brasil, según Jérôme Pécresse, máximo responsable de la unidad de energía renovable. Se está agotando el financiamiento, los clientes no están pagando sus cuentas y las subastas de energía del Gobierno, que normalmente son el motor principal de los nuevos proyectos eólicos, han sido decepcionantes.
“Este año no tuvimos volúmenes designados”, dijo Pécresse en entrevista desde Sao Paulo. “No tenemos visibilidad sobre los futuros volúmenes a contratar y los clientes se atrasaron mucho con los pagos”.
Se espera que la industria eólica brasileña obtenga contratos este año para proveer electricidad proveniente de cerca de 500 megawatts en centrales eléctricas propuestas, según estimaciones de Bloomberg New Energy Finance. Y eso sólo sucederá si el Gobierno organiza más subastas de energía. Se pospuso un evento programado para julio para que pudieran participar miembros del nuevo Gobierno, según el Ministerio de Energía. No se anunció una nueva fecha. Hay una segunda subasta programada para octubre.
Riesgo de colapso. Eso no alcanza. El país necesita agregar unos 1,5 gigawatts por año para apoyar a las fábricas de turbinas y a otros proveedores, según GE.
“Estamos muy preocupados por las perspectivas para el mercado eólico de Brasil”, dijo Pécresse. “Existe el riesgo de que colapse la cadena de suministro”.
Las turbinas de GE responden por el 40% de la capacidad eólica instalada del país. Su presencia en Brasil creció después que la empresa adquirió a la francesa Alstom SA el año pasado.
El retroceso de la economía paralizó la demanda de electricidad. El consumo de energía en el país cayó 4,2% en el primer trimestre con relación al año anterior y el uso industrial retrocedió 7,5%, según la Agencia de Investigación Energética del Gobierno (EPE, por sus siglas en portugués). Según Thymos Energy, una consultora con sede en Sao Paulo, las distribuidoras de electricidad tienen cerca de 10% más de energía de la que necesitan.
‘Da miedo’. La economía en problemas obstruyó las inversiones en energía limpia. La debilidad de la moneda encarece la adquisición de piezas de máquinas importadas y el banco de desarrollo de Brasil, la entidad de préstamo más importante del país para el financiamiento a largo plazo, contuvo algunos tipos de préstamos y elevó sus tasas. Los bancos privados también se pusieron más restrictivos..

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