Calambres musculares ¿qué los provoca?

Calambres musculares ¿qué los provoca?

Casi todos hemos experimentado ese dolor brusco que de forma casi inesperada nos deja, al menos por breves momentos sin movimiento y en agonía. Son los calambres o espasmos musculares. ¿Alguna vez se ha preguntado qué exactamente los provoca?
El doctor Jesús Alcántara Carrión explica que para entenderlo es necesario conocer cómo funciona el sistema muscular.

“El tejido muscular puede ser de tres tipos, estriado o esquelético como el que se encuentra en la espalda, el pecho, las piernas y los brazos, o liso, como el que hace parte de los intestinos, el estómago o la vejiga y por último tenemos el músculo cardiaco que conforma el corazón.

Los músculos están formados por células especiales llamadas fibras musculares, las cuales tienen la propiedad de contraerse como producto de una orden emitida por el sistema nervioso, la cual genera un acortamiento de las fibras musculares que al final nosotros podemos evidenciar cuando nuestros músculos se ponen tensos, se acortan y/o generan movimiento tirando de los huesos”, señala el especialista.

Las causas. Una de las razones principales por las que se originan los calambres es la deshidratación o la falta de minerales esenciales que juegan un papel crucial en el metabolismo muscular.

“Como ven, las fibras musculares trabajan conjuntamente con el sistema nervioso y son muy sensibles a los estímulos eléctricos que éste genera, por lo tanto hay que tener en cuenta que los cambios en la intensidad, la velocidad y la duración de los impulsos afectarán de una u otra forma el funcionamiento muscular”, afirma.

Añade que el agua es el nutriente más importante en el cuerpo humano y los electrolitos o minerales como el sodio, el cloro, el potasio, el magnesio y el calcio juegan un papel importante en el balance y el funcionamiento adecuado de nuestros músculos.

“Los cambios en los niveles de agua y electrólitos generan estados de deshidratación y estos afectan de múltiples formas el desempeño muscular”, explica.

También señala otros nutrientes importantes para que los músculos lleven a cabo sus funciones apropiadamente: los fosfatos, la glucosa, el glucógeno muscular y los ácidos grasos “los cuales se reducen a medida que el músculo trabaja generando movimiento durante la actividad deportiva o el trabajo, y si dichas actividades no van acompañadas de una adecuada recuperación, como ocurre durante las largas jornadas de entrenamiento o laboral, afecta la fisiología muscular y puede inducir eventos de calambres”, afirma Alcántara.

El especialista, experimentado en ámbito del deporte, explica que cuando los músculos del cuerpo entran en un estado de deshidratación, durante el ejercicio o el trabajo, la contractilidad muscular se ve seriamente afectada produciendo los calambres y también las posturas inadecuadas durante largas horas de trabajo.

¿Qué músculos pueden verse afectados? La respuesta es cualquiera. Sin embargo, tal y como señala el especialista, hay músculos que por sus características anatómicas, su tono muscular y su nivel de actividad son más propensos a los calambres, como es el caso de los músculos gemelos y el soleo en las pantorrillas.

Además de que frecuentemente afectan los músculos de los pies, la espalda y los cuádriceps.

Las personas más propensas a experimentar este incómodo y doloroso evento son los deportistas, los obreros y “aquéllas personas que por su oficio están sometidas a largas jornadas de trabajo, movimientos repetitivos o fatigantes, posturas incómodas y condiciones ambientales que generen estados de deshidratación”, advierte el especialista.

¿Cómo prevenirlos? Ya que en ocasiones puede pasar de ser un agudo dolor momentáneo y causar lesiones como distensiones de las fibras musculares, desgarros o estados tetánicos del músculo, el doctor Alcántara recomienda una buena hidratación antes, durante y después de la actividad deportiva o laboral a fin de prevenir los calambres. También ayuda llevar una adecuada alimentación y reposo para evitar el agotamiento y la fatiga.

Uno de sus consejos para monitorear los niveles de deshidratación es medir el peso corporal al comenzar y al finalizar la jornada de trabajo o de entrenamiento para evaluar qué tanto peso hemos perdido por la deshidratación.

“Otra forma de medir nuestro nivel de hidratación es observando el color de nuestra orina: entre más amarillo u oscuro se torne, más necesita nuestro cuerpo reponer agua y electrolitos, y entre más clara o transparente esté la orina, mejor hidratados estamos”, comenta.

El especialista también advierte que uno de nuestros peores enemigos es el sedentarismo: “Quiero aprovechar esta oportunidad para invitar a los lectores a combatir el sedentarismo y sumarse a la vida activa, ya sea a través del ejercicio, la actividad física o el deporte”, exhorta.

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