Calculada maniobra del Presidente

Calculada maniobra del Presidente

FIDELIO DESPRADEL
La propuesta hecha en Caracas por el presidente Leonel Fernández, convocando a los líderes y partidos de izquierda de América y el Caribe a una reunión el próximo mes de noviembre, para debatir sobre lo que significa ser de izquierda y adoptar una actitud práctica acorde con ello, tiene que ser abordada por el movimiento revolucionario del país en una forma serena y bien meditada.

El presidente Fernández no es un demagogo ni mucho menos una persona superficial. Es un intelectual, que cada día domina con más facilidad la comunicación y que sabe que en América los vientos de izquierda se desarrollan vigorosamente. Asimismo, el Presidente tiene una estrategia centrada en su persona y su rol como cabeza de la derecha política dominicana, superando en este campo al doctor Balaguer, que es mucho decir. Asimismo, el doctor Fernández viene hilvanando un plan estratégico, no solo para reelegirse en la dirección del Estado sino para permanecer en el poder, mucho más allá del próximo período electoral (2008-2012).

Lo primero es que el Presidente tiene en mente modificar la Constitución para eliminar el punto que dice que el primer mandatario sólo puede reelegirse una vez. En este punto, cuenta con el apoyo de los sectores del PRD que siguen al ingeniero Hipólito Mejía.

Asimismo, el presidente Fernández está acumulando inmensos recursos económicos de acciones gubernamentales, con miras a imponerse en las elecciones de mayo venidero, y no solo eso, sino imponerle «un techo» al PRD, que ronde un 30% de los votos. Si consigue su doble propósito, entonces al PRD le podría pasar como al PRSC, terminando colocado, de acuerdo a su línea de pensamiento, en un techo no mayor de ese 30%, con lo que tendría el camino abierto para una, dos, tres y más reelecciones. Él y sus asesores saben muy bien que el PRD ya no puede recuperar la «magia» de años pasados; que su candidato actual y las cúpulas anquilosadas en su dirección, no tienen, ni por asomo, el liderazgo de Peña Gómez, que le permitía mantener la inmensa vigencia del PRD, a pesar de su desastrosa práctica gubernamental.

Sabe también el señor Presidente que él tiene el apoyo asegurado de los grupos de poder del país; que esos grupos saben que él es su mejor representante y el mejor defensor de su modelo. Entonces, para el doctor Fernández, el camino de su sainete «izquierdista» está, en su imaginario, despojado de espinas y escollos. Le falta, tan solo, que la izquierda dominicana se mantenga como una fuerza marginal (cosa que sus asesores dan por sentado) y que encuentre, en el campo continental, que los intereses de Estado se impongan a la ideología, y en un acto vergonzoso, nos encontremos en un escenario donde figuras emblemáticas, altamente apreciadas ante el mundo de izquierda dominicano, aparezcan adornándole la maniobra al doctor Fernández, en un sainete tragicómico, donde un conjunto de renegados de la izquierda y saltimbanquis políticos criollos, monten un espectáculo de mal gusto, donde el Presidente dominicano aparezca, cuan un Tony Blair caribeño, teorizando sobre lo que debe o no debe pensar y hacer la izquierda latinoamericana.

Desde el sitial privilegiado que el doctor Balaguer tiene a la diestra de lucifer o de cualquier otro ángel del mal, debe estarle asaltando la envidia, al ver cómo, a éste que ha decidido seguir sus pasos, la vida le está permitiendo lujos que el propio Balaguer hubiera querido para él, dentro de ese designio de envilecerlo todo, que marcó su larga y fructífera vida política.

A nosotros, la izquierda dominicana que piensa, nos espera una dura batalla. ¿Cómo enfrentar esta maniobra maestra? ¿Cómo reaccionar sin perder el nivel, la profundidad y la coherencia que debe caracterizar nuestras actuaciones, para que podamos recuperar la influencia perdida? ¿Cómo separarnos de la superficialidad presente en muchos de los pronunciamientos y análisis originados en nuestro litoral?

Voy a empezar a tratar en la próxima entrega mi afirmación de que el doctor Fernández es la cabeza de la derecha dominicana; el más lúcido y frío de las cabezas con que cuenta la derecha dominicana, desprovista, al igual que la izquierda, de la brillantez y lucidez que debe adornar a cualquier mortal que pretenda ejercer función de dirección.

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